Hoy marca el inicio de la 28ª Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, donde líderes de todo el mundo se reúnen para abordar medidas concretas destinadas a frenar el cambio climático y limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C.
Entre los destacados participantes se encuentran el rey de Inglaterra, Carlos III; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, junto con una amplia representación de ministros y líderes gubernamentales.
Sin embargo, las notables ausencias del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y del Papa Francisco marcan el evento. La sede de la COP28 en Dubai, un país con una economía impulsada por la explotación petrolera, agrega una capa adicional de complejidad a las discusiones sobre el futuro sostenible del planeta.
En el contexto de la firma del Acuerdo de París hace cinco años y en medio de dos conflictos bélicos globales, las negociaciones se centran en cuestiones cruciales, como el financiamiento para la mitigación y adaptación al cambio climático, así como el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones contaminantes. El llamado Balance Global será el escenario donde se debatirá este último punto, mientras que la preocupación crece ante la posibilidad de que, con los niveles actuales de compromiso, la temperatura global pueda aumentar hasta los 3°C para fines de este siglo, volviendo el planeta potencialmente inhabitable.
Las negociaciones tendrán lugar en la Zona Azul, reservada para delegados gubernamentales, separada por un vallado de la Zona Verde, destinada a las organizaciones de la sociedad civil. Durante los 15 días de la cumbre, se espera que temas candentes como la financiación para la mitigación y adaptación, así como el fondo de 100.000 millones de dólares anuales para países en desarrollo, tomen protagonismo.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la financiación climática en 2021 alcanzó los 89.600 millones de dólares, destacando la contribución significativa de fuentes públicas. Sin embargo, el capital privado aportó solo el 16% del total, planteando interrogantes sobre la distribución y utilización efectiva de estos fondos. Los bancos multilaterales de desarrollo también estarán bajo escrutinio, con llamados a revisar al alza sus objetivos de financiamiento climático y reducir el riesgo para el sector privado.
El informe más reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) destaca la brecha significativa en adaptación, sugiriendo que los países ricos deben aumentar entre 10 y 18 veces los fondos destinados a los países más afectados por la crisis climática. A pesar de los esfuerzos, los fondos movilizados hasta ahora representan solo el 10-20% de lo necesario.
La COP28 también buscará avanzar en el desarrollo de mercados de carbono, aunque las tensiones entre los países donantes y receptores plantean desafíos significativos. Recordando la cumbre anterior en Egipto (COP27), donde se formalizó un fondo para Pérdidas y Daños, la atención ahora se centra en la asignación y distribución efectiva de estos fondos, con debates sobre la posibilidad de evitar que se conviertan en deuda y la implicación de organismos multilaterales de crédito.
A medida que se desarrollan las discusiones durante estos 15 días, la atención mundial se centra en las decisiones y acciones que surgirán de la COP28, delineando el camino hacia un futuro más sostenible y resiliente ante los desafíos del cambio climático.