Numerosas aldeas africanas utilizan los troncos de los árboles baobabs, conocidos como árboles botella, como innovadores reservorios de agua debido a que el clima en el lugar suele ser árido con escasas lluvias.
La meseta de Mahafaly es un territorio inhóspito que se encuentra en el sur de Madagascar. El clima es muy duro, con el sol cayendo a plomo durante la mayor parte del año, mientras que las lluvias son en general escasas e irregulares, concentradas en una corta temporada húmeda.
Nada parece indicar que existan comunidades humanas en este altiplano, aunque en sus confines encontramos algunas aldeas que se han adaptado a este medio tan hostil, aprovechando de forma sorprendente los recursos naturales existentes.
Debido a la aridez reinante durante la mayor parte del año, sólo en períodos concretos hay agua en la superficie que sea apta para las necesidades básicas. Entonces, ¿de dónde la obtienen? La respuesta es sorprendente: del interior de los baobabs, que en aldeas como Ampotaka funcionan como depósitos de agua.
Los fascinantes baobabs son también conocidos como el «Árbol de la Vida», y no sólo proporcionan agua. También se obtienen fibras muy resistentes para elaborar cuerdas, su polen se usa como pegamento, las semillas se tuestan como granos de café, y de su fruto se obtiene el polvo de baobab. Desgraciadamente, en los últimos años varios baobabs milenarios han muerto como consecuencia de la sobreexplotación de los acuíferos, plagas y por los efectos del cambio climático.
Fuente: Meteored