jueves, enero 23, 2025
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Caza furtiva en Misiones: “Las bandas de cazadores que entran a la provincia desde Brasil son cada vez más violentas y peligrosas”

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La caza furtiva en Misiones es un fenómeno complejo que involucra diversas aristas, desde prácticas culturales heredadas hasta el accionar de redes criminales internacionales. Esta actividad ilegal, que pone en peligro la biodiversidad y la seguridad de los agentes encargados de su protección, ha generado una fuerte respuesta del gobierno provincial, que a través de la campaña “En Misiones NO se caza” busca concienciar sobre la gravedad de la situación.


Una de las problemáticas más visibles es la caza realizada por personas de origen local que han heredado esta práctica de generación en generación. Para muchos, la caza no solo es una tradición, sino también una fuente de sustento, ya que consumen la carne de los animales cazados, a pesar de los riesgos para su salud. Sin embargo, la situación se complica aún más con la llegada de bandas organizadas, muchas de ellas provenientes de Brasil, que se dedican al comercio ilegal de especies silvestres. Estos cazadores no solo buscan animales para consumo, sino para su venta en mercados clandestinos internacionales.

Según Jorge Bondar, Intendente del Cuerpo de Guardaparques de Misiones, los cazadores más peligrosos son aquellos que cruzan la frontera desde Brasil en busca de grandes ejemplares, como el yaguareté, el puma, el venado, el mono carayá o el tapir. «Estos cazadores son cada vez más violentos y poseen armas más potentes. No se entregan, sino que disparan de inmediato», explicó Bondar, quien también destacó la colaboración de lugareños que sirven de guías, espías o incluso sicarios para estas bandas.

Los puntos más calientes de la caza furtiva en Misiones se encuentran en las zonas limítrofes con los estados brasileños de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, en especial en áreas protegidas como la Reserva de Biosfera Yabotí y los parques provinciales Piñalito, Urugua-í y Horacio Foerster. «Las bandas organizadas que operan en estas regiones están tan conectadas que incluso especies cazadas en Misiones pueden terminar en mercados en Brasil, Europa o Asia, donde sus partes, como los huesos o los dientes de los animales, son utilizados con fines medicinales o como parte de colecciones privadas», detalló Bondar.

La respuesta del Gobierno provincial

 

Enfrentar a estos grupos requiere de una infraestructura adecuada y de recursos, ya que los cazadores organizados suelen estar fuertemente armados y dispuestos a enfrentarse a los guardaparques. Desde 2015, el Cuerpo de Guardaparques de Misiones cuenta con armamento provisto por el Gobierno provincial, fundamental para su operatividad frente a estas mafias. Según Bondar, sin estos recursos no sería posible llevar adelante ninguna acción efectiva contra las bandas criminales.

La respuesta a la caza furtiva no solo se limita a los parques, sino que también involucra a las fuerzas de seguridad, tanto provinciales como federales. Los guardaparques, organizados en grupos especiales como el Grupo de Operaciones en Selva, se infiltran en la selva para identificar y desmantelar los campamentos de los cazadores ilegales. Sin embargo, ingresar a estas zonas es un desafío peligroso. «El simple hecho de adentrarse en la selva representa un riesgo. Además de los peligros del clima y la fauna, los cazadores no dudan en abrir fuego si sienten que su operación está en peligro», relató Bondar, quien agregó que los enfrentamientos con estos grupos armados son cada vez más comunes.

A los riesgos inherentes a las operaciones de campo, se suman las represalias por parte de los cazadores. «Si logramos detener a los cazadores, destruir sus campamentos o expulsarlos del país, las represalias no tardan en llegar», advirtió Bondar. Ha habido casos de destacamentos incendiados, como el del Parque Provincial Foerster, y amenazas directas a los guardaparques en localidades como Comandante Andresito y San Pedro.

La caza furtiva en Misiones es un problema que va más allá de la simple protección de especies. Es una cuestión de seguridad pública y de preservación de los recursos naturales. La colaboración entre el Ministerio de Ecología, los guardaparques y las fuerzas de seguridad es esencial para combatir este crimen organizado que amenaza tanto la fauna local como a quienes luchan por protegerla.

Es fundamental que la comunidad misionera tome conciencia de la magnitud de esta problemática, no solo para preservar la biodiversidad, sino también para garantizar la seguridad de los habitantes de la provincia. La lucha contra la caza furtiva es un compromiso que involucra a todos.

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