Fue impulsado por un pequeño equipo de científicos del Joint Research Center, el servicio científico de la Unión Europea (UE), se embarcó en un ambicioso proyecto para cartografiar el agua superficial de la Tierra y hacer un seguimiento continuo de su evolución.Trabajando en colaboración con Google Earth Engine, el equipo del JRC procesó unos cuatro millones de imágenes de satélite del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), la NASA y el programa Copernicus de la UE.