En una jornada que combinó ciencia, compromiso ambiental y trabajo interinstitucional, el ministro de Ecología y Recursos Naturales Renovables, Martín Recamán, encabezó este miércoles una significativa actividad de restauración en los pastizales del Teyú Cuaré, en el municipio de San Ignacio. Acompañado por el subsecretario de Ecología y Desarrollo Sustentable, Facundo Ringa, el funcionario participó de la plantación de 70 ejemplares de especies endémicas en un área del predio de Gendarmería Nacional, como parte de las acciones de conservación que se vienen desarrollando en este ecosistema singular de la provincia de Misiones.
La actividad, que tuvo lugar en el corazón del cerrado del Teyú Cuaré, uno de los espacios ecológicos más raros y frágiles del noreste argentino, fue impulsada por el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables y contó con la participación activa de instituciones como la Fundación Temaikèn, Fundación Hábitat y Desarrollo, el Instituto Misionero de Biodiversidad (IMiBio), la Administración de Parques Nacionales, la Reserva Club de Río, la Municipalidad de San Ignacio y Gendarmería Nacional.

Conservación activa de un ecosistema amenazado
Los pastizales del Teyú Cuaré se destacan por ser un enclave de cerrado —un ecosistema de sabana tropical con características únicas en la Argentina— que alberga una importante biodiversidad, entre la que se destacan al menos ocho especies de flora endémica, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Esta particularidad convierte al área en un punto estratégico para la conservación ambiental, no solo a nivel provincial, sino nacional e incluso internacional.
Durante la jornada, se plantaron 70 ejemplares de seis especies endémicas producidas en el vivero de la Reserva Natural Osununú. El objetivo fue reforzar las poblaciones naturales de estas plantas, muchas de las cuales están gravemente amenazadas por la fragmentación del hábitat, el avance de actividades productivas y la falta de conciencia sobre la importancia ecológica del lugar.
Jerónimo Torresin, coordinador del Programa Selva y Pastizales, subrayó la relevancia ecológica de la acción: “Hoy estamos plantando 70 ejemplares de seis de esas especies para reforzar las poblaciones de varias que están muy amenazadas. Es importante recordar que Misiones es la provincia con mayor biodiversidad del país, y eso es gracias a que hay selva, hay pastizales y está el cerrado del Teyú Cuaré, que aporta un montón de especies”.
Restauración ecológica: más que reforestar, es regenerar la vida
Restaurar un ecosistema no es simplemente plantar árboles o reintroducir especies, sino generar las condiciones para que la naturaleza recupere su dinámica original. En este caso, se trata de revalorizar los pastizales nativos, muchas veces subestimados en comparación con las selvas, pero que cumplen un rol vital en el equilibrio ecológico.
El ministro Martín Recamán destacó este enfoque: “Esto es muy importante porque estamos trabajando con especies endémicas y recuperando un espacio, pero más allá de la recuperación del área, el valor está en el trabajo conjunto que construye ese mensaje de consenso ambiental. Estas experiencias de restauración en conjunto, sin duda, nos fortalecen hacia el futuro en lo que respecta a la conservación y el cuidado del ambiente”.
Recamán subrayó también que estos esfuerzos permiten avanzar en políticas públicas que se sustentan en el conocimiento científico y la cooperación entre organismos estatales, ONG y comunidades locales.

El valor ecológico y cultural del Teyú Cuaré
El cerro Teyú Cuaré, cuyo nombre en guaraní significa “cueva del lagarto”, no solo es relevante desde el punto de vista ambiental, sino también cultural. La zona posee una rica historia ligada a la espiritualidad guaraní y a la literatura, ya que fue el hogar del célebre escritor Horacio Quiroga. Las vistas panorámicas, la vegetación xerófila y las formaciones rocosas lo convierten en un sitio de interés turístico y científico.
Sin embargo, su singularidad también lo hace vulnerable. El ecosistema de cerrado es extremadamente sensible a las perturbaciones humanas, y su capacidad de regeneración es limitada si no se aplican estrategias adecuadas de restauración y manejo sostenible.
Participación comunitaria y educación ambiental
Uno de los aspectos más destacados de la jornada fue la activa participación de voluntarios y representantes de diversas instituciones. A través de talleres, caminatas guiadas y acciones directas como la plantación, se buscó sensibilizar sobre el valor de los pastizales y la urgencia de su conservación.
“Con cada actividad de restauración buscamos no solo recuperar el ambiente, sino generar un cambio de mirada”, explicó Facundo Ringa. “Queremos que cada persona que participe se convierta en un agente multiplicador del mensaje de conservación. Los ecosistemas como el del Teyú Cuaré no pueden protegerse solo desde el Estado; necesitamos que la sociedad se involucre”.
El rol clave de las especies endémicas
Las especies endémicas cumplen funciones ecológicas insustituibles. En el cerrado del Teyú Cuaré, plantas como la Myracrodruon balansae o la Aspidosperma polyneuron forman parte de un entramado ecológico que sostiene a múltiples insectos polinizadores, aves y pequeños mamíferos. Al reintroducir estas especies, se refuerzan las cadenas tróficas y se fortalece la resiliencia del ecosistema ante el cambio climático.
Según el Instituto Misionero de Biodiversidad (IMiBio), muchas de estas especies están clasificadas como “en peligro crítico” debido a su distribución extremadamente limitada. La producción de ejemplares en viveros especializados y su posterior plantación en zonas protegidas representa una estrategia vital para evitar su extinción.
Una experiencia replicable en otras áreas protegidas
El éxito de la jornada de restauración en San Ignacio abre la puerta a la replicación de este tipo de iniciativas en otras reservas naturales y áreas con pastizales nativos en Misiones. De hecho, el Ministerio de ecologia.misiones ya trabaja con un plan integral de restauración de ecosistemas naturales que contempla la identificación de sitios prioritarios, la capacitación de técnicos y el fortalecimiento de viveros de especies nativas.
“Lo que hicimos en el Teyú Cuaré puede y debe replicarse en otros lugares”, afirmó Jerónimo Torresin. “Tenemos que entender que restaurar pastizales es tan urgente como proteger las selvas. Son ecosistemas que almacenan carbono, albergan biodiversidad y cumplen funciones hidrológicas clave”.
Alianzas estratégicas para una conservación efectiva
Una de las claves del éxito de esta jornada fue la articulación entre organismos públicos y privados. La Fundación Temaikèn, reconocida por su labor en conservación y educación ambiental, brindó apoyo técnico y logístico. Por su parte, la Fundación Hábitat y Desarrollo aportó su experiencia en restauración de ambientes naturales, mientras que el IMiBio contribuyó con el conocimiento científico necesario para seleccionar las especies más adecuadas.
La participación de la Administración de Parques Nacionales, Gendarmería Nacional y la Municipalidad de San Ignacio garantizó el respaldo institucional y operativo para una acción que, aunque local, tiene implicancias globales.

Biodiversidad y cambio climático: restaurar es adaptarse
En un contexto de cambio climático, donde los eventos extremos como sequías, incendios y tormentas son cada vez más frecuentes, restaurar los ecosistemas naturales se convierte en una herramienta esencial de adaptación. Los pastizales, con su capacidad de retener agua, evitar la erosión y capturar carbono, son aliados fundamentales en la lucha contra el calentamiento global.
“El trabajo en el Teyú Cuaré demuestra que podemos construir resiliencia ambiental si actuamos con conocimiento y compromiso”, sostuvo el ministro Recamán. “La restauración no es un lujo, es una necesidad estratégica para proteger nuestra biodiversidad y también para garantizar la calidad de vida de las generaciones futuras”.
Educación, ciencia y compromiso: el camino hacia una Misiones sostenible
La jornada en San Ignacio fue mucho más que una plantación simbólica. Fue la expresión concreta de una política ambiental que apuesta por el conocimiento, la participación ciudadana y el compromiso interinstitucional. En un mundo donde la pérdida de biodiversidad avanza a ritmos alarmantes, estas acciones son faros de esperanza y ejemplo de lo que se puede lograr con planificación, voluntad y cooperación.
Con experiencias como la del Teyú Cuaré, Misiones reafirma su liderazgo en materia de conservación en Argentina, mostrando que es posible proteger los ecosistemas, restaurar lo dañado y construir un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible.
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