En los últimos años, los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos alcanzaron proporciones sin precedentes, tanto en intensidad como en frecuencia. De acuerdo con la revista New Scientist, estos incendios, alimentados por las altas temperaturas y las sequías prolongadas asociadas al cambio climático, no solo devastan ecosistemas y amenazan comunidades, sino que también generan un impacto significativo en la atmósfera superior.
El calentamiento global ha creado condiciones propicias para incendios forestales cada vez más frecuentes y destructivos. Las altas temperaturas secan los bosques y los convierten en un combustible idóneo para que las llamas se propaguen rápidamente, arrasando grandes extensiones de territorio. Cuando el fuego alcanza la intensidad suficiente, puede originar su propio microclima, lo que da lugar a la formación de nubes pirocumulonimbos.
Estas nubes de tormenta actúan como verdaderas “chimeneas atmosféricas”, transportando columnas de humo hasta la estratosfera, la capa de la atmósfera situada por encima de los 10 kilómetros de altura. Un fenómeno que antes era excepcional empieza a volverse cada vez más común. Según Derek Mallia, investigador de la Universidad de Utah, las columnas de humo más altas —aquellas que llegan a la estratosfera— producen la mayor parte de las emisiones de humo de los incendios más grandes.
Mallia presentó sus conclusiones durante la reunión de la Unión Geofísica Americana (AGU), donde destacó que este tipo de columnas de humo ha aumentado de manera constante desde 2003.
Impacto en la estratosfera
La llegada de partículas de humo a la estratosfera es especialmente relevante porque allí pueden permanecer durante meses o incluso años, debido a la ausencia de precipitaciones que las limpien de la atmósfera. Este fenómeno puede desencadenar varios efectos en el clima global:
-Los aerosoles transportados pueden contribuir a la formación de nubes de hielo y alterar los patrones climáticos.
-En ciertos casos, el humo puede calentar la propia estratosfera.
-Algunos contaminantes presentes en el humo pueden dañar la capa de ozono, uno de los principales escudos de la Tierra contra la radiación ultravioleta.
-¿No obstante, todavía existen importantes incertidumbres científicas. Sergey Khaykin, de la Universidad de la Sorbona, explica que no está del todo claro cómo estas enormes columnas de humo pueden afectar directamente al clima. El carbono negro, uno de los componentes que llega a la atmósfera superior, puede producir efectos contradictorios: mientras calienta la estratosfera, al mismo tiempo bloquea la radiación solar, enfriando la superficie terrestre.
Un componente clave de la investigación de Mallia y su equipo fue la modelización de cómo podrían cambiar las alturas de las columnas de humo durante las próximas décadas. Al analizar distintos escenarios de emisiones, los resultados sugieren un aumento del 20 al 30% en la altura promedio de las columnas para 2060, con la posibilidad de que en los peores casos dichas columnas alcancen hasta cuatro veces su altura actual.
Sin embargo, las proyecciones más allá de 2060 se vuelven inciertas por diversos factores, entre ellos la interacción entre el tamaño de los incendios y la disponibilidad de vegetación que sirva de combustible. Además, los modelos existentes no siempre contemplan cómo el cambio climático podría modificar la estructura de la atmósfera ni las características del combustible natural.
El impacto de estas columnas de humo en el clima global sigue siendo objeto de estudio. Pese a que las temporadas de incendios récord —como la de 2023— generaron numerosas nubes de pirocumulonimbos, su efecto directo en la estratosfera fue menor de lo esperado, lo que indica que la relación entre incendios y clima es más compleja de lo que se pensaba.
La intervención de la NASA: misión para estudiar las “chimeneas atmosféricas”
Para entender mejor este proceso, investigadores de la NASA están preparando una misión que analizará directamente las nubes de pirocumulonimbos. Utilizando aviones especializados, los científicos buscarán comprender de qué manera estas nubes elevan el humo hasta la estratosfera y evaluar su impacto en el clima.
David Peterson, del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos y líder de la misión, subraya la relevancia de esta labor: “Tenemos que entender cada paso del proceso que lleva a la inyección de aerosoles estratosféricos”. Este conocimiento será esencial para cuantificar con mayor precisión cómo los incendios forestales pueden alterar el equilibrio climático de la Tierra y diseñar estrategias para mitigar dichos efectos.
El aumento en la magnitud y la frecuencia de los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos sirve como un contundente recordatorio de los peligros que acarrea el cambio climático. Además de destruir ecosistemas y poner en riesgo la vida de miles de personas, estos incendios alteran la atmósfera de formas que apenas estamos empezando a comprender.
La investigación sobre las columnas de humo y su llegada a la estratosfera es crucial para anticipar y responder a los retos climáticos que se avecinan. Sin embargo, las soluciones no se limitan al plano científico. Requieren de acciones conjuntas que incluyan la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la protección de bosques y la implementación de políticas de adaptación al cambio climático. Solo así será posible frenar la magnitud de estos incendios y sus múltiples consecuencias para el planeta.
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