Cada 5 de diciembre, se conmemora el Día Mundial del Suelo desde 2014, fecha establecida por la ONU, a partir de la propuesta de la FAO un año atrás. No obstante, sus raíces se remontan a 2002, gracias a la iniciativa de la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS), gestora de este evento en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo. Este foro colaborativo surgió ante la necesidad imperante de compartir experiencias sostenibles para recuperar un suelo que, erróneamente, se consideraba un recurso inagotable.
El lema de este año busca crear conciencia sobre la vital importancia y la estrecha relación entre el suelo y el agua, con el fin de fomentar sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes.
Cuando se habla de suelo, nos referimos a la delgada porción superficial de la corteza terrestre compuesta por minerales, materia orgánica, organismos vegetales y animales, aire y agua. Este delicado equilibrio se formó a lo largo de siglos, mediante la desintegración de rocas superficiales causada por el agua, los cambios de temperatura y el viento.
Los suelos son esenciales para la vida, sirviendo como sustento para el desarrollo y la producción de miles de plantas y numerosas especies animales. Además, actúan como reservorios de nutrientes, contribuyen al filtrado de agua, proporcionan estructura y permiten la producción de alimentos y otros derivados, como la madera.
Sin embargo, enfrentan una degradación progresiva debido a la erosión, desmontes, sobrepastoreo, labranzas inadecuadas y la expansión de las fronteras agrícolas. Estos factores disminuyen su capacidad productiva, afectan su capacidad de almacenar carbono, filtrar nutrientes y retener agua en épocas de lluvia, evitando así inundaciones.
La conversión de bosques o pastizales a agricultura o pasturas conlleva una degradación del suelo, pérdida de materia orgánica y una significativa pérdida de biodiversidad. Por ello, es crucial encontrar soluciones y adoptar prácticas ambientalmente responsables que integren producción y conservación.
Retos de los Sistemas Agroalimentarios Actuales
El sistema alimentario global enfrenta una cruda realidad, siendo responsable del 80% de la pérdida de biodiversidad, el 80% de la deforestación y el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Más del 75% de la superficie terrestre del planeta ya ha sido transformada por la actividad humana, destinando un 41% de esta proporción al sector agroalimentario. La transformación de estos sistemas insostenibles se vuelve imperativa para garantizar la armonía con la naturaleza y la salud de las personas.
Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre, destaca: “A nivel global, los actuales sistemas de producción de alimentos están basados en una explotación insostenible de los recursos naturales y son los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad y la degradación y destrucción de ecosistemas, incluyendo los suelos. Esto agrava la crisis climática y ecológica, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y la disponibilidad de recursos a futuro. En Argentina, prácticas como la siembra directa y la ganadería desarrollada en pastizales naturales podrían ser parte de la solución, si se abandonaran las prácticas de deforestación y cambio de uso del suelo de los ambientes naturales.”
La producción alimentaria a gran escala debe ser revisada para lograr un desarrollo sustentable compatible con la alimentación de una población global en crecimiento, respetando los límites planetarios. La pérdida de biodiversidad amenaza la seguridad alimentaria, enfatizando la necesidad de acciones para transformar los sistemas alimentarios mundiales.
Según la FAO, la Seguridad Alimentaria está directamente vinculada a la situación ambiental. Por ello, es crucial la colaboración de todos los sectores para abordar la crisis mundial de alimentos, cambio climático, pérdida de biodiversidad y escasez de agua. La acción urgente de responsables políticos, líderes empresariales, financieros y organizaciones civiles es esencial para cambiar radicalmente esta situación.
Es necesario invertir en la naturaleza, estableciendo estructuras adecuadas de gobernanza, administración, financiamiento y asociación para proteger, restaurar y gestionar de forma sostenible los ecosistemas terrestres y acuáticos. Manuel Jaramillo destaca la reciente Declaración de los Emiratos sobre Agricultura Sostenible, Sistemas Alimentarios Resilientes y Acción Climática como una esperanza para la conservación de los suelos, aunque lamenta la falta de representación argentina entre los 134 Jefes de Estado respaldantes.
El director general de Fundación Vida Silvestre será disertante en el evento «Fortalecimiento de las NDC para la salud del suelo: aprender de la experiencia práctica», que se llevará a cabo el 9 de diciembre de 2023, de 09:00 a 10:00 horas de los Emiratos Árabes Unidos, en el pabellón de la Tierra y la Resistencia a la Sequía en la COP 28, transmitido en línea.
La estrategia fundamental para la conservación de suelos, biodiversidad y la adaptación y mitigación del cambio climático es detener la conversión de ambientes naturales, como bosques, pastizales, humedales y sabanas. Redefinir modelos de producción y consumo, adaptándose a las tendencias globales y garantizando los cuidados necesarios para todas las personas y nuestro planeta, es esencial para revertir la pérdida de naturaleza, reducir emisiones de gases.