Un equipo internacional de científicos proyectó que el primer día sin hielo en el Ártico podría ocurrir antes de 2030, con consecuencias profundas para el clima global y los ecosistemas de la región. En un escenario extremo, el fenómeno podría incluso ocurrir en 2027, aunque, según los expertos, este es un posible escenario según los modelos. La investigación, que analiza el derretimiento del hielo en la región polar, destaca la aceleración de estos procesos y sus implicancias globales.
El estudio fue liderado por la climatóloga Alexandra Jahn, de la Universidad de Colorado en Boulder, y Céline Heuzé, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Según los modelos utilizados por los científicos, el primer día sin hielo no cambiará drásticamente las condiciones en la región, pero representará una alteración fundamental del entorno natural del Océano Ártico, históricamente cubierto de hielo marino y nieve durante todo el año. Este cambio es atribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero, que están alterando el clima de la región.
El deshielo del Ártico fue un fenómeno creciente en las últimas décadas, con una disminución considerable en la extensión del hielo marino. De acuerdo con los modelos, cuando la extensión del hielo se reduce a menos de un millón de kilómetros cuadrados, el Ártico se considera «libre de hielo». En el trabajo publicado en Nature Communications, los científicos advierten que este proceso podría acelerar los fenómenos meteorológicos extremos a nivel global, al modificar los patrones de viento y corrientes oceánicas. La climatóloga Céline Heuzé afirmó que este cambio podría generar eventos climáticos más extremos en otras partes del mundo.
El estudio se basó en más de 300 simulaciones por computadora, que estimaron que el primer día sin hielo podría ocurrir entre tres y 20 años después de 2023. De acuerdo con los resultados, nueve simulaciones predicen que este evento podría tener lugar en los próximos 3 a 6 años, lo que lo situaría potencialmente antes de 2030. Sin embargo, la investigación también advierte que fenómenos meteorológicos extremos, como un otoño cálido que debilite el hielo o inviernos y primaveras inusualmente cálidos, podrían acelerar este proceso. En 2022, por ejemplo, temperaturas que fueron hasta 50 °F más altas que el promedio en algunas zonas del Ártico trajeron al borde un deshielo anticipado, alertan los expertos.
A pesar de que los modelos sugieren que el Ártico podría estar libre de hielo en un futuro cercano, los científicos subrayan que una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero podría retrasar este proceso. «Cualquier reducción en las emisiones ayudaría a preservar el hielo marino», indicó Jahn. Aunque el cambio parece inevitable, el estudio subraya que aún es posible mitigar sus efectos mediante políticas globales orientadas a la reducción de emisiones.
El posible colapso del hielo marino en el Ártico en los próximos años constituye un desafío sin precedentes para el planeta. A pesar de la gravedad de la situación, la investigación también ofrece un rayo de esperanza: si se toman medidas inmediatas para reducir las emisiones, el proceso podría ralentizarse, lo que evitaría consecuencias aún más devastadoras para el clima global.
El estudio pone de manifiesto la urgencia de enfrentar el cambio climático y recalca la importancia de estar preparados para los efectos que este tendrá en una de las regiones más vulnerables del planeta.
España contará con el primer centro europeo para reciclar paneles solares