El arroyo Sarandí, en la localidad homónima del partido de Avellaneda, amaneció este jueves con un llamativo color rojo intenso a lo largo de su cauce, que se extiende desde el Río de la Plata hasta las vías del tren Roca. La situación generó alarma entre los vecinos, quienes especulan sobre las posibles causas del fenómeno. Mientras algunos apuntan a una contaminación con anilina, otros se inclinan por la hipótesis de un derrame de desechos químicos provenientes de un depósito cercano. A simple vista, el episodio presenta similitudes con otros casos de derrames de ácido láctico corrosivo.
Frente a la incertidumbre, el Municipio de Avellaneda, en conjunto con un equipo del Ministerio de Ambiente de la provincia de Buenos Aires, tomó muestras del agua para determinar las causas de la coloración. “Inicialmente no parece tóxico”, indicó una fuente vinculada a los trabajos de análisis.
Vecinos de la zona relataron que el fuerte olor que emana del arroyo no es una novedad, ya que, en reiteradas ocasiones, el ambiente se torna irrespirable incluso sin cambios notorios en el agua. “No es una zona de muchas fábricas, pero hay algunos depósitos y en frente del shopping hay una droguería”, comentó una residente con décadas en el barrio. Además, afirmó que los cambios de coloración en el arroyo son frecuentes, aunque generalmente tiende a tonalidades amarillas o amarillentas verdosas. “No es raro que haya derrames en esta zona, ya sean químicos o de otros productos”, agregó.
Mientras se esperan resultados de los análisis, los habitantes de Sarandí optaron por medidas preventivas: cerrar puertas y ventanas y evitar salir hasta que el hedor disminuya.
La preocupación por estos incidentes ambientales crece en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Según datos recientes, los accidentes con derrames tóxicos aumentaron un 30%, registrándose en enero el vuelco de mil litros de ácido láctico corrosivo, 500 litros de ácido fosfórico y 50 kilos de cloro diclorado. Estas sustancias, además de su impacto en el medioambiente, representan un peligro para la salud de los ciudadanos, al desparramarse en zonas transitadas como autopistas y vías públicas.
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