martes, noviembre 26, 2024
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La basura electrónica en 2021 tendrá más peso que la Gran Muralla china

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Basura electrónica

La generación mundial de desechos electrónicos está creciendo anualmente en 2 millones de toneladas, o alrededor del 3 al 4 %, un problema atribuido a mayores tasas de consumo de productos electrónicos, que aumentan un 3% anual, ciclos de vida de productos más cortos y opciones de reparación limitadas”, señala en su Foro la Directiva de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (WEEE, por sus siglas en inglés) en un comunicado.

 

El Monitor Global de Residuos Electrónicos estimó en su informe correspondiente a 2019 que ese año se generaron 53,6 millones de toneladas métricas de basura electrónica en todo el mundo, un aumento del 21% en los cinco años transcurridos desde 2014.

Los peligros de la basura electrónica
En 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas métricas de basura electrónica en todo el mundo.

De seguir por esa senda, para 2030 se llegaría a los 74 millones de toneladas, agregó la plataforma, que denunció que en un hogar medio europeo hay de media 11 de 72 artículos que ya no se utilizan o están estropeados.

 

Esa organización, de la que forma parte la firma medioambiental española Recyclia, agrega que las estimaciones apuntan a que sólo en los hogares de Francia hay entre 54 y 113 millones de teléfonos móviles que no se utilizan, lo que supone entre 10 y 20 toneladas de residuos, y que en Estados Unidos se tiran cada día 416.000 dispositivos.

 

Aparatos electrónicos en desuso

El director general del Foro WEEE, Pascal Leroy, apeló a la responsabilidad individual para deshacerse de los aparatos electrónicos en desuso, de forma que puedan ser reciclados.

Qué hacer con la basura electrónica en Argentina?
Para revertir este problema es importante que reciclemos los aparatos electrónicos en desuso.

“Mientras los ciudadanos no devuelvan su equipo usado, roto, lo vendan o lo donen, tendremos que seguir extrayendo materiales completamente nuevos que causan un gran daño ambiental”, señaló.

 

En alusión a la cumbre climática COP26 que se celebrará a inicios de noviembre en Glasgow (Reino Unido), Leroy señaló que cada tonelada de basura electrónica reciclada “evita alrededor de 2 toneladas de emisiones de CO2”.

 

En un millón de teléfonos móviles, por ejemplo, hay incrustados 24 kilos de oro, 16.000 kilos de cobre, 350 kilos de plata y 14 kilos de paladio, recursos que podrían recuperarse y devolverse al ciclo de producción sin necesidad de extraer nuevas materias primas que, en cualquier caso, genera más CO2 que el reciclaje, agregó la plataforma.

 

Incrementó un 21% en cinco años el volumen de residuos electrónicos a nivel mundial, según estudio de Naciones Unidas

En 2019 se alcanzó el récord de generación mundial de basura electrónica con 53,6 millones de toneladas métricas (t), lo que representa un aumento del 21 por ciento en apenas cinco años, según conclusiones del Global E-waste Monitor 2020 de las Naciones Unidas.

 

En el nuevo informe se predice, además, que los residuos electrónicos mundiales –productos desechados dotados de una batería o un enchufe– sumarán 74 t en 2030, duplicándose en apenas 16 años. Esto implica que los residuos electrónicos son la categoría de residuos domésticos que más rápido crece en todo el mundo, alimentada por un consumo cada vez mayor de equipos eléctricos y electrónicos, ciclos de vida más cortos y pocas opciones de reparación.

En 2019 sólo el 17,4% de la basura electrónica se recicló.

 

En 2019 sólo el 17,4 por ciento de los residuos electrónicos se recogieron y reciclaron. Esto implica que, en lugar de recuperarlos y tratarlos para su posterior reutilización, se desecharon y quemaron oro, plata, cobre, platino y otros materiales recuperables de gran valor estimados en 57 mil millones USD, suma superior al producto interior bruto de la mayoría de los países.

 

De acuerdo con el informe, el mayor volumen de basura electrónica en 2019 se produjo en Asia –unas 24,9 t–, seguida de las Américas (13,1 t) y Europa (12 t), mientras que en África y Oceanía se generaron respectivamente 2,9 t y 0,7 t.

 

A título comparativo, los residuos electrónicos del año pasado pesaron notablemente más que todos los adultos de Europa o el equivalente de 350 cruceros de tamaño del Queen Mary 2, y fueron suficientes para formar una fila de 125 km.

 

Los residuos-e suponen un peligro medioambiental y sanitario, ya que contienen aditivos tóxicos y sustancias peligrosas como el mercurio, que dañan el cerebro y/o el sistema de coordinación de los humanos.

 

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