Un nuevo ejemplar de yaguareté (Panthera onca) fue registrado recientemente en el Parque Nacional Río Pilcomayo, ubicado en la provincia de Formosa. Se trata del segundo individuo detectado dentro de esta área protegida y el décimo registrado en toda la Región Chaqueña, una de las últimas zonas del país donde aún sobrevive esta emblemática especie en peligro crítico de extinción. La confirmación representa un paso fundamental para la conservación de uno de los grandes felinos sudamericanos y destaca la importancia de las acciones coordinadas entre diversas instituciones científicas, estatales y ambientales.
El ejemplar, un macho bautizado como M10, fue identificado mediante cámaras trampa instaladas en diferentes sectores del parque, en el marco de un monitoreo intensivo impulsado a partir del hallazgo de huellas a comienzos de marzo de 2024. El trabajo fue realizado por el Proyecto Yaguareté (CeIBA-CONICET), en conjunto con el equipo del parque, la Dirección Regional NEA de la Administración de Parques Nacionales (APN) y la Fundación Vida Silvestre Argentina, con el objetivo de confirmar la presencia del felino y obtener datos precisos sobre su estado de salud, sexo y movimientos.
Un hallazgo clave en una región crítica
El yaguareté es el mayor depredador terrestre de América del Sur y desempeña un rol ecológico vital como regulador de las cadenas tróficas. Sin embargo, en Argentina su situación es alarmante: se estima que quedan menos de 250 ejemplares en estado silvestre, distribuidos principalmente en tres regiones: el Bosque Atlántico del Alto Paraná (Misiones), la Selva Pedemontana (Salta y Jujuy), y la Región Chaqueña (Chaco, Formosa, parte de Santiago del Estero y norte de Santa Fe).
La detección del macho M10 representa el tercer registro confirmado de yaguaretés en el Parque Nacional Río Pilcomayo desde 2018, cuando fue captada por primera vez la imagen de un macho adulto mediante el mismo método. En 2019, ese mismo ejemplar fue fotografiado nuevamente, pero desde entonces no se habían obtenido registros nuevos hasta ahora.
Según explicaron los investigadores del Proyecto Yaguareté, el reconocimiento de los individuos se realiza gracias al análisis de su patrón de manchas, único en cada ejemplar, que funciona como una huella digital. Esta metodología permite construir un seguimiento a lo largo del tiempo, incluso si los registros son esporádicos.
“El hallazgo de este nuevo individuo nos llena de entusiasmo. No solo confirma que aún existen yaguaretés en la región, sino que también indica que las áreas protegidas pueden ofrecer condiciones adecuadas para su supervivencia”, destacaron desde el equipo de monitoreo. Además, subrayaron que la colaboración institucional y la continuidad en el trabajo de campo son esenciales para avanzar en la recuperación de la especie.
La importancia estratégica del Parque Nacional Río Pilcomayo
El Parque Nacional Río Pilcomayo es una de las joyas naturales de la Argentina. Fundado en 1951, protege una superficie de 51.889 hectáreas de gran valor ecológico. Su diversidad de ambientes —que incluye lagunas, esteros, selvas en galería, pastizales y bosques— lo convierte en un refugio indispensable para cientos de especies de flora y fauna.
Reconocido internacionalmente como Sitio Ramsar, el parque alberga más de 320 especies de aves, junto con mamíferos emblemáticos como el tapir, el aguará guazú, el lobito de río, el puma y ahora, con cada vez más certeza, el yaguareté.
Entre sus paisajes, se desarrollan bosques de lapacho, quebracho colorado chaqueño, guayacán y algarrobo, y una extensa red de humedales que cumplen funciones vitales como la regulación hídrica, la mitigación de inundaciones y la provisión de hábitats para especies vulnerables. Esta complejidad ecológica convierte al parque en un verdadero santuario natural dentro de una ecorregión que se encuentra severamente amenazada por la deforestación, los incendios y la fragmentación del hábitat.
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Un llamado a reforzar la conservación
El reciente registro de M10 llega en un contexto crítico para la biodiversidad en el país y refuerza el valor de las estrategias de conservación basadas en ciencia, planificación territorial y participación comunitaria. Desde las organizaciones involucradas, se destacó el trabajo silencioso pero persistente de técnicos, guardaparques y científicos, que permite obtener avances concretos en la protección del yaguareté y otros animales amenazados.
“Cada nuevo individuo registrado es un recordatorio de que aún estamos a tiempo de revertir su extinción. Pero también es una advertencia: debemos fortalecer las políticas públicas, ampliar los corredores biológicos y reducir las amenazas como la caza furtiva y la pérdida de hábitat”, subrayaron desde la Fundación Vida Silvestre.
El caso del Parque Nacional Río Pilcomayo demuestra que la conservación es posible cuando se combina voluntad política, conocimiento científico y compromiso social. La historia de M10 es, sin duda, un capítulo esperanzador en la larga lucha por salvar al yaguareté en Argentina. Y también una invitación a redoblar los esfuerzos para que, en el futuro, este majestuoso felino vuelva a reinar en los montes chaqueños.