Un nuevo foco de conflicto ambiental y diplomático se ha encendido entre Argentina y el gobierno británico de las Islas Malvinas, a raíz de un ambicioso pero controvertido proyecto de instalación de granjas de salmón en el Atlántico Sur. La propuesta, impulsada por la empresa Unity Marine —una firma con capitales daneses y británicos— busca introducir la salmonicultura en las aguas cercanas a Isla Soledad, generando un fuerte rechazo por parte de ambientalistas, científicos y amplios sectores sociales en Argentina.