En un operativo nocturno cargado de ciencia, estrategia y compromiso por la biodiversidad, dos yaguaretés silvestres fueron capturados en la Reserva Natural de la Defensa Puerto Península, al norte de Misiones. Se trata de una hembra adulta, llamada Pará, y su cría macho, bautizado Gaucho, a quienes les fueron colocados collares satelitales con el objetivo de monitorear sus desplazamientos y fortalecer los planes de conservación de esta especie emblemática, que lucha por sobrevivir en los últimos fragmentos de selva paranaense del país.
El procedimiento, realizado el 17 de junio por técnicos del Proyecto Yaguareté (CeIBA-CONICET) en colaboración con la redyaguarete, se enmarca en una estrategia integral de conservación activa que involucra a instituciones provinciales, nacionales, científicas y a las comunidades locales. El monitoreo satelital de estos felinos permitirá, entre otras cosas, comprender sus movimientos, identificar posibles conflictos con asentamientos humanos y diseñar políticas efectivas para garantizar la convivencia entre fauna silvestre y pobladores rurales.

Pará: una madre herida que resiste
Pará es una hembra adulta que ya había sido identificada por los equipos técnicos del Proyecto Yaguareté. Su historial muestra una trayectoria resiliente: sobreviviente de ataques de cazadores furtivos, presenta secuelas visibles de heridas previas. A pesar de ello, se ha convertido en una reproductora clave en la región, ya que ha logrado criar con éxito a varios cachorros, incluido Gaucho, el macho joven capturado junto a ella.
Las heridas provocadas por trampas y armas de fuego son una triste constante en la historia de muchos yaguaretés. Pará no es la excepción. Las cicatrices en su cuerpo son testimonio de la presión que ejercen actividades ilegales sobre la fauna silvestre. Sin embargo, su capacidad de adaptación, su rol reproductivo y su comportamiento materno la convierten en un ejemplar fundamental para comprender la dinámica poblacional de la especie en la región y evaluar su estado sanitario en el marco de los programas de conservación.

Durante la captura, se le colocó un collar satelital de última tecnología, capaz de emitir información precisa sobre su ubicación en intervalos programados, lo que permitirá analizar sus movimientos, determinar sus rutas preferidas, zonas de caza, áreas de descanso y posibles cruces con áreas habitadas por humanos.
Gaucho: el futuro del yaguareté en la selva misionera
Gaucho es un cachorro macho que acompaña a su madre en sus desplazamientos. Su captura representa un hallazgo valioso desde el punto de vista científico y ecológico. En primer lugar, porque permite registrar los primeros movimientos de un yaguareté en fase de independencia, es decir, cuando deja de depender por completo de su madre para alimentarse y protegerse. En segundo lugar, porque aporta información crucial sobre los patrones de dispersión de los individuos juveniles, clave para entender cómo la especie coloniza nuevos territorios o mantiene su conectividad genética entre poblaciones aisladas.
Además de colocarle un collar satelital liviano, los técnicos tomaron muestras biológicas de ambos animales (sangre, pelo, parásitos externos y excrementos), que serán analizadas en laboratorios del CONICET. Estos datos permitirán conocer su estado de salud general, niveles de estrés, dieta y exposición a enfermedades o toxinas, entre otros parámetros.

Una captura estratégica en contexto de alerta
El operativo de captura no fue casual ni aislado. Se realizó luego de recibir múltiples reportes de vecinos de zonas rurales cercanas a la Reserva Puerto Península y al Parque Provincial Península, quienes alertaron sobre la presencia de un yaguareté en las inmediaciones de sus hogares. Uno de los relatos incluso señaló que un ejemplar ingresó al patio de una vivienda y mató a un perro.
Estos eventos generan tensión en las comunidades locales, que muchas veces perciben a los grandes felinos como una amenaza directa a su seguridad o a sus medios de vida. Sin embargo, también ofrecen una oportunidad para intervenir a tiempo, generar conciencia y aplicar medidas de mitigación que garanticen tanto la protección de los yaguaretés como la seguridad de las personas.
“Capturar a Pará y Gaucho en ese momento fue clave para anticiparnos a un posible conflicto mayor”, explicaron desde el Parque Nacional Iguazú en el comunicado oficial. “Al tener la posibilidad de rastrear sus movimientos con precisión, podemos alertar a los vecinos, instalar medidas preventivas, generar corredores seguros y diseñar estrategias de educación y sensibilización que favorezcan la coexistencia”.
El Proyecto Yaguareté: ciencia aplicada para la conservación
El Proyecto Yaguareté, impulsado por el Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), lleva más de dos décadas trabajando en la investigación y protección del yaguareté (Panthera onca) en la región del Gran Corredor Verde Misionero.
A lo largo de los años, el equipo ha logrado consolidar una de las bases de datos más completas sobre la especie en Argentina. Mediante el uso de cámaras trampa, análisis genéticos, radioseguimiento, monitoreo satelital y entrevistas a comunidades rurales, los investigadores han podido estimar la población remanente, analizar sus amenazas y evaluar la efectividad de las medidas de conservación.
Según los últimos relevamientos, se estima que en la selva misionera habitan entre 80 y 100 yaguaretés, lo que representa el núcleo poblacional más importante del país. Sin embargo, la especie sigue catalogada como “en peligro crítico de extinción” a nivel nacional, y su conservación depende de un enfoque multidimensional que combine investigación científica, acción directa, control del delito ambiental y participación comunitaria.
Red Yaguareté: aliados en el territorio
La Red Yaguareté, una organización de la sociedad civil dedicada a la conservación del gran felino, ha sido un socio estratégico en este operativo y en decenas de acciones realizadas en Misiones a lo largo del tiempo. Su trabajo territorial incluye patrullajes, instalación de cámaras trampa, rescate de ejemplares, educación ambiental y denuncias ante casos de caza furtiva.

Desde la organización destacaron que el monitoreo de Pará y Gaucho ayudará no solo a obtener datos científicos de alto valor, sino también a implementar acciones preventivas en casos de proximidad con zonas urbanizadas. “Saber por dónde caminan estos animales nos da herramientas concretas para intervenir sin causar daño ni a las personas ni a los yaguaretés”, señalaron.
Conflictos, convivencia y soluciones sostenibles
La creciente ocupación humana de áreas cercanas a reservas y parques genera inevitables puntos de contacto entre la vida silvestre y los humanos. En este contexto, el yaguareté, por su tamaño, hábitos predadores y simbolismo cultural, suele ser objeto de temor, conflicto o admiración.
Las estrategias de convivencia con grandes carnívoros incluyen diversas acciones: desde la instalación de cercos eléctricos para proteger a los animales domésticos, hasta programas educativos en escuelas rurales y talleres con productores agropecuarios. En algunos casos, se trabaja con incentivos económicos y herramientas de turismo sostenible que permiten que las comunidades vean al yaguareté no como una amenaza, sino como un aliado para el desarrollo.
“Sin el compromiso de las comunidades, la conservación del yaguareté no es posible”, insisten desde el Proyecto Yaguareté. “Por eso, cada collar satelital, cada muestra tomada, cada animal monitoreado, también representa una oportunidad para tender puentes, escuchar las inquietudes locales y construir soluciones que beneficien a todos”.
Reservas Naturales de la Defensa: un escudo verde clave
La Reserva Natural de la Defensa Puerto Península es uno de los espacios de conservación más importantes del norte misionero. Administrada en conjunto por el Ministerio de Defensa de la Nación y la Administración de Parques Nacionales, esta área protegida no solo preserva biodiversidad, sino que también cumple funciones estratégicas en el Corredor Verde Misionero, permitiendo la conectividad entre distintos núcleos de selva continua.
En los últimos años, estas reservas han cobrado protagonismo en las estrategias de conservación del yaguareté, ya que su acceso restringido y su relativa baja presión humana las convierten en hábitats seguros para la especie. Al mismo tiempo, su ubicación cercana a zonas pobladas exige una planificación cuidadosa que permita la coexistencia armoniosa entre humanos y fauna silvestre.
Un símbolo que trasciende fronteras
El yaguareté no es solo un gran felino. Es también un símbolo de la selva, un emblema cultural para los pueblos originarios, una figura mítica en las tradiciones orales y una bandera de la lucha ambiental en el siglo XXI. En Misiones, su imagen está presente en murales, escudos, campañas educativas, y hasta en billetes conmemorativos. Pero su presencia real, en carne y hueso, sigue siendo esquiva, frágil y amenazada.
La historia de Pará y Gaucho es también la historia de una resistencia silenciosa: la de una especie que, pese a la fragmentación del hábitat, la caza furtiva, la presión del desarrollo y la ignorancia, sigue luchando por sobrevivir. Y es, al mismo tiempo, una historia de ciencia, compromiso y esperanza: la de quienes, desde distintas trincheras, dedican su vida a protegerla.
Caminos por seguir
El monitoreo satelital de Pará y Gaucho ya está en marcha. En los próximos meses, los datos recopilados servirán para elaborar mapas de desplazamiento, evaluar zonas de riesgo, identificar corredores biológicos funcionales y alimentar modelos predictivos que ayudarán a prevenir conflictos y planificar el uso del territorio.
Pero más allá de los avances tecnológicos, la clave sigue siendo el trabajo colaborativo, el respeto por la vida silvestre y la capacidad de articular saberes, intereses y voluntades. La conservación del yaguareté no es solo una cuestión ambiental. Es también una causa ética, social y cultural que interpela a todos los actores de la sociedad.
Porque conservar al yaguareté es también conservar la selva, su equilibrio, su magia y su futuro.
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