miércoles, junio 18, 2025
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Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía: la urgencia de conservar pastizales y sabanas para enfrentar el cambio climático

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Cada 17 de junio se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una jornada establecida por las Naciones Unidas para concientizar sobre los procesos de degradación del suelo que amenazan la seguridad alimentaria, los medios de vida rurales y la biodiversidad del planeta. En este contexto, la Fundación Vida Silvestre Argentina vidasilvestre resalta el rol crítico que cumplen los pastizales y sabanas naturales en la resiliencia climática y la prevención de la desertificación. Estos ecosistemas, a menudo invisibilizados en el debate ambiental, están en riesgo por el avance de prácticas productivas insostenibles, el sobrepastoreo, los incendios y el cambio climático.

Ecosistemas olvidados: ¿qué son los pastizales y sabanas naturales?

Los pastizales y sabanas son ecosistemas terrestres dominados por vegetación herbácea, en especial gramíneas, acompañadas en algunos casos por árboles dispersos. Cubren aproximadamente el 54% de la superficie terrestre del planeta y contienen el 33% de los hotspots de biodiversidad global. Sin embargo, a pesar de su vastedad y relevancia ecológica, se estima que solo el 8% de estas áreas están protegidas y cerca del 40% ya han sido transformadas o degradadas.

Lejos de ser simples “terrenos vacíos”, los pastizales y sabanas son reservorios de biodiversidad y prestadores de servicios ecosistémicos fundamentales: regulan el ciclo hídrico, almacenan carbono en sus suelos, filtran el aire, evitan la erosión y desertificación, y son el sustento de la vida de numerosas comunidades rurales y pueblos originarios.

Día mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía
Día mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía

El valor ecosistémico y cultural de los pastizales

Biodiversidad y endemismo

Estos ecosistemas albergan una inmensa variedad de especies, muchas de ellas endémicas o en peligro de extinción. Desde el majestuoso venado de las pampas hasta el esquivo aguará guazú, pasando por aves amenazadas como el cardenal amarillo y el tordo amarillo, los pastizales y sabanas sostienen formas de vida que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

Servicios ecosistémicos indispensables

  • Captura y almacenamiento de carbono: contribuyen a mitigar el cambio climático mediante la fijación de carbono en raíces y suelos profundos.

  • Regulación hídrica: absorben y liberan agua de forma paulatina, ayudando a evitar inundaciones y sequías extremas.

  • Prevención de la desertificación: su cobertura vegetal protege el suelo de la erosión por viento y agua.

  • Soporte a la producción de alimentos: bien manejados, son clave para una ganadería sostenible y resiliente.

Patrimonio cultural y económico

A nivel cultural, estos ecosistemas forman parte de la identidad histórica y productiva de muchas regiones, desde la pampa húmeda hasta la sabana mesopotámica. Representan territorios de saberes ancestrales y prácticas tradicionales, muchas veces asociadas al pastoreo y a formas de vida nómadas o semirrurales.

Desertificación y sequía: cuando la degradación del suelo se acelera

La desertificación es un proceso de degradación de las tierras áridas, semiáridas y subhúmedas secas, causado en gran parte por la actividad humana. No se trata solo de un fenómeno que afecta a los desiertos o regiones áridas, sino que puede presentarse en áreas con suficiente régimen hídrico, si los ecosistemas son sobreexplotados o mal gestionados.

Los factores principales

  • Sobrepastoreo

  • Expansión agrícola no planificada

  • Monocultivos intensivos

  • Deforestación

  • Fuegos recurrentes

  • Cambio climático

La desertificación reduce la capacidad del suelo para sostener cultivos, debilita las economías locales, aumenta la migración forzada y profundiza la inseguridad alimentaria. Además, favorece fenómenos como las tormentas de polvo, la pérdida de biodiversidad y la disolución de estructuras comunitarias rurales.

Pastizales y sabanas: amortiguadores naturales ante la crisis climática

Uno de los aspectos más valiosos de estos ecosistemas es su resiliencia frente a las fluctuaciones climáticas. Al haber evolucionado durante milenios en entornos de alternancia entre sequías e inundaciones, desarrollaron mecanismos de adaptación únicos: raíces profundas, biodiversidad funcional, cobertura protectora del suelo y una extraordinaria capacidad de regeneración si se manejan adecuadamente.

Sin embargo, cuando su vegetación es eliminada o degradada, esa capacidad se pierde. El suelo desnudo se vuelve vulnerable a la erosión y a la pérdida de nutrientes. Es entonces cuando zonas tradicionalmente fértiles comienzan a comportarse como desiertos. Esta situación es especialmente crítica en regiones productivas donde la presión agrícola y ganadera es intensa, como en el centro y norte de Argentina.

Argentina: un caso paradigmático de transformación de pastizales

Argentina cuenta con cuatro grandes ecorregiones donde predominan pastizales y sabanas: la Pampa, los Campos y Malezales, el Espinal y el Chaco Húmedo. Todas estas regiones han sido severamente modificadas por el ser humano.

Ecorregión Pampeana

  • Aporta el 60% del área de pastizales del país.

  • El 80% ya fue transformado en campos agrícolas y ganaderos.

  • Solo el 2,6% cuenta con protección legal.

  • Alberga especies emblemáticas como el venado de las pampas y el ñandú.

Campos y Malezales (Sabana Mesopotámica)

  • Llanura cubierta de pajonales y pastos altos.

  • Se ha convertido más del 20% de su superficie.

  • Solo el 1% está protegido.

  • Es refugio del aguará guazú, tordo amarillo y otras especies amenazadas.

Espinal

  • Mezcla de pastizales y bosques xerófilos.

  • Transformado en un 50% por actividades agropecuarias y urbanas.

  • Menos del 1,6% está protegido.

  • Afectado por la fragmentación, caza y pérdida de hábitat.

Chaco Húmedo

  • Zona con numerosos ríos, lagunas y humedales.

  • Transformación del 15% de su territorio.

  • Solo el 1% cuenta con protección efectiva.

El llamado de la Fundación Vida Silvestre Argentina

Frente a este escenario preocupante, la Fundación Vida Silvestre Argentina promueve un modelo de gestión sostenible para estos ecosistemas. Según Sebastián Fermani, director de conservación de la organización:

«El estado de nuestros pastizales y sabanas tiene un impacto directo en nuestra capacidad de adaptarnos a la crisis climática. Protegerlos y restaurarlos es una estrategia indispensable para asegurar el bienestar de las comunidades y la biodiversidad que los habita.»

Acciones estratégicas promovidas

  • Ganadería compatible con la conservación

  • Restauración ecológica en áreas prioritarias

  • Creación y gestión de áreas protegidas públicas y privadas

  • Sensibilización y educación ambiental en comunidades locales

Restaurar para resistir: una hoja de ruta hacia la sostenibilidad

Restaurar pastizales y sabanas no es solo plantar pasto. Implica entender sus dinámicas ecológicas, recuperar especies nativas, fomentar la rotación de pasturas, evitar el sobrepastoreo y reducir el uso de agroquímicos. También se trata de dar valor a las formas de producción extensivas, mixtas y diversificadas que respetan los ciclos naturales.

La restauración debe ser acompañada de políticas públicas de ordenamiento territorial, incentivos económicos a productores sostenibles, monitoreo satelital de la cobertura vegetal y una mayor articulación entre ciencia, gobiernos y organizaciones de base.

Día mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía
Día mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía

Conservar pastizales y sabanas, una prioridad ambiental y humana

Los pastizales y sabanas no pueden seguir siendo los ecosistemas olvidados. Son fundamentales para enfrentar la desertificación y la sequía, asegurar la soberanía alimentaria, sostener la vida silvestre y brindar resiliencia a comunidades rurales. Sin ellos, se agravan los impactos del cambio climático y se reduce nuestra capacidad de adaptación.

En este Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, la consigna es clara: sin pastizales ni sabanas saludables, no hay futuro posible. Su protección es una inversión ambiental, social y económica a largo plazo.

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