miércoles, noviembre 27, 2024
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Culminó la Cumbre Amazónica en Brasil y los desencuentros entre los países frustraron un acuerdo importante para proteger la selva

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Un gesto simbólico sin resultados tangibles. Así culminó la cuarta Cumbre presidencial de la Amazonía, llevada a cabo del 8 al 9 en la urbe de Belém, Brasil. El evento concluyó con la firma de una Declaración Conjunta algo insípida, que lamentablemente no estuvo a la altura de las esperanzas depositadas en ella para detener el deterioro de «el pulmón del mundo» y la agudización de la crisis climática.

Después de un lapso de catorce años desde su última reunión, los líderes de las ocho naciones sudamericanas se conformaron con tomar parte en una fotografía grupal, un momento que tuvo lugar en el Centro de Convenciones Hangar en Belém, en el corazón mismo de la cuenca amazónica, la cual está siendo amenazada por la desenfrenada deforestación masiva, la minería ilegal y el tráfico de drogas. Sin embargo, ninguno de los líderes demostró voluntad para enfrentar estas amenazas.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien fungió como anfitrión de este encuentro, instó este miércoles a las naciones desarrolladas a «poner dinero sobre la mesa» para la preservación de la Amazonía.

«Los países como Brasil, Colombia, Venezuela… no somos los que necesitamos el dinero, es la naturaleza la que requiere financiamiento», declaró Lula al término del segundo día de la conferencia, que finalizó sin la adopción de compromisos ambiciosos para detener la deforestación.

Asimismo, durante esta jornada se llevaron a cabo reuniones con representantes de naciones africanas y asiáticas, que también albergan vastas extensiones de bosques tropicales en sus territorios. Estos encuentros tuvieron lugar en preparación para la Conferencia de las Partes (COP28) sobre el cambio climático, programada para realizarse este año en Dubái.

«Partimos hacia la COP28 con la intención de comunicar al mundo desarrollado que si verdaderamente desea conservar los bosques, es necesario invertir financiación, no solo para proteger los árboles, sino también para salvaguardar a las personas que habitan en esas áreas», añadió el presidente de Brasil.

Lula Da Silva no logró asegurar la presencia del líder venezolano Nicolás Maduro, quien se excusó debido a razones de salud. En su representación, asistió la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez.

Tampoco estuvo presente el presidente de Ecuador, quien envió en su lugar al ministro de Asuntos Exteriores, Gustavo Manrique, a pesar de la atención mediática en torno a la cumbre.

Entre los presentes también se encontraban el primer ministro de Guyana, Mark Phillips; el presidente de Colombia, Gustavo Petro; el presidente de Bolivia, Luis Arce; la presidenta de Perú, Dina Boluarte; y el ministro de Asuntos Exteriores de Surinam, Albert Ramdin.

El inicio del encuentro fue marcado por Lula da Silva, quien describió su inauguración como un momento «histórico», depositando sus expectativas en la colaboración que podría surgir de esta reunión.

«Estoy firmemente convencido de que el futuro de la Amazonía será evaluado a partir de este encuentro. Habrá un punto de inflexión», afirmó Lula en su discurso inaugural, el cual fue ampliamente compartido en las plataformas de redes sociales.

María Alexandra Moreira, líder de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), instó de manera apremiante a tomar acciones decisivas contra la deforestación y a implementar políticas que beneficien a las comunidades en la región.

Una marcha de grupos indígenas de la Amazonia reclama su protección, durante la cumbre de líderes en Belém, Brasil. Foto: REUTERS

«Búsqueda de una OTAN Amazónica»

 

Uno de los discursos más notables fue pronunciado por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien resaltó la urgencia de adoptar medidas inmediatas para mitigar el cambio climático, concentrándose en enfoques específicos para la Amazonía.

En este contexto, el mandatario propuso la idea de establecer un tribunal internacional destinado a enjuiciar las actividades ilícitas en la región, además de plantear la creación de una entidad similar a la «OTAN». Esta propuesta busca salvaguardar el ecosistema amazónico con todos los recursos necesarios.

«Si la fuerza impulsora detrás de la Amazonía se vuelve cada vez más ilegal y se convierte en un crimen contra la humanidad, ¿cómo podemos proteger la vida? Con argumentos, pero también con acciones armadas», afirmó Petro, haciendo referencia a las posibles medidas de defensa para el llamado pulmón del planeta.

No obstante, las estrategias de acción policial y militar para proteger la Amazonía de la degradación no se incluyeron en los acuerdos conjuntos. Por lo tanto, varios expertos advirtieron que los grupos delictivos tienen vía libre para continuar con sus actividades criminales.

Petro también reiteró la sugerencia de reducir el uso de energías fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, a pesar de las críticas que reciben algunos líderes progresistas que respaldan tales proyectos debido a sus posibles impactos económicos. Su postura contrasta con la tolerancia que muestra hacia la explotación de oro y petróleo en su lado amazónico por parte de compañías chinas.

La cumbre en la ciudad brasileña de Belém reunió durante dos días a líderes de ocho países. Foto: AFP

Un 20% de superficie devastada

 

Las organizaciones no gubernamentales critican duramente al gobierno de Brasil por su inacción frente a la destrucción del Amazonas, causada por la expansión de la ganadería a gran escala, la minería de oro, diamantes y piedras preciosas, y ahora también la explotación petrolera.

La región amazónica se enfrenta a desafíos colosales. Aparte de albergar a casi 50 millones de habitantes, alberga una impresionante diversidad de vida, incluyendo 400.000 millones de árboles y el 20% de las reservas de agua dulce del planeta. No obstante, décadas de prácticas irresponsables en ganadería, minería y agricultura han llevado a la degradación del bosque y a la pérdida de biodiversidad.

El ecosistema amazónico ha perdido más de 85.000 km2, lo que representa cerca del 13% de su área original, según el Pacto Amazónico Andino. Además, las emisiones de carbono provenientes de la Amazonía aumentaron un 117% en 2020 en comparación con el promedio anual entre 2010 y 2018, según los datos más recientes de investigadores de la agencia espacial nacional de Brasil.

La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, afirmó que aproximadamente un 20% de la vegetación del Amazonas ha desaparecido. Sin embargo, su gobierno aún no ha rubricado el tratado amazónico que establece la obligación de reducir la degradación ambiental hasta el año 2030.

En su discurso, Rodríguez enumeró ocho problemas o factores que afectan a la región amazónica, pero omitió mencionar que la minería ilegal es el principal detonante de la devastación en el país.

A lo largo de una década, la UNESCO ha intentado inspeccionar y evaluar los daños causados por la explotación del oro en Canaima, un sitio designado como patrimonio de la humanidad. No obstante, el gobierno chavista de Maduro ha negado su acceso.

Las organizaciones no gubernamentales emiten advertencias constantes sobre la devastación de la Amazonía venezolana, especialmente en la región conocida como el Arco Minero del Orinoco en el estado Bolívar, en el sur del país. Sin embargo, las autoridades chavistas no responden a estas solicitudes.

Declaración final poco contundente

 

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, anunció para este miércoles una conclusión, un diálogo a nivel presidencial entre los países participantes y sus respectivos organismos. «Hubo un amplio consenso y unanimidad en las acciones dirigidas hacia la preservación de la Amazonía, el desarrollo sostenible, la protección de las comunidades indígenas y sus idiomas», expresó.

Vieira se mostró satisfecho con los resultados, en los cuales se lograron acuerdos en áreas como la salud, la educación, la lucha contra la tala y la minería ilegal, y el fortalecimiento de la OTCA (Organización del Tratado de Cooperación Amazónica). Además, se aprobó la Declaración de Belém.

«Estoy seguro de que en algún punto del futuro alcanzaremos la descarbonización. Tenemos un gran potencial para la producción de energía a partir de biomasa, energía solar y eólica», concluyó Vieira.

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