El Lago Urugua-í volvió a ser escenario de un operativo de control ambiental que puso de relieve la importancia de la vigilancia permanente en las áreas naturales de Misiones, especialmente durante períodos críticos como la veda total de pesca. En un trabajo articulado entre los guardaparques del Paisaje Protegido Lago Urugua-í y efectivos de la Dirección de Medio Ambiente y Delitos Rurales de la Policía de Misiones, se logró detectar y sancionar a pescadores que operaban de manera ilegal en distintos puntos del perilago. Las acciones se llevaron a cabo durante la noche del jueves, en una recorrida que se extendió hasta pasada la medianoche y que reafirmó la necesidad de proteger la biodiversidad acuática en uno de los reservorios naturales más importantes de la provincia.
El operativo comenzó con la salida del personal del área protegida en el vehículo oficial destinado a tareas de patrullaje. El objetivo fue recorrer sectores estratégicos del perilago, donde la presencia de pescadores furtivos suele incrementarse durante la época de veda total. La planificación incluyó puntos de observación y desplazamientos por diferentes sectores del Lago Urugua-í, una reserva hídrica que, además de ser clave para la regulación del ecosistema de la zona, constituye un hábitat esencial para numerosas especies de peces.
Primer hallazgo: actividad furtiva en El Limoncito
El primer resultado del operativo se registró en la zona conocida como El Limoncito. Allí, los agentes establecieron un puesto de observación que permitió detectar movimientos sospechosos en la costa. Luego de algunos minutos de vigilancia silenciosa, pudieron identificar a dos individuos portando diversos elementos de pesca, entre ellos redes, anzuelos, líneas de mano y un chaleco salvavidas adaptado de manera improvisada para trasladar y colocar redes en el agua.
La utilización de redes y otros artes de pesca de tipo masivo representa uno de los métodos más dañinos para la fauna acuática, ya que captura indiscriminadamente ejemplares de diferentes tallas y especies, incluyendo aquellos que están en pleno período reproductivo. Por eso, su uso está prohibido durante todo el año en áreas protegidas y se convierte en una infracción aún más grave en períodos de veda total, donde cada acción ilegal tiene un impacto directo sobre la salud del ecosistema.
Una vez constatada la infracción, los guardaparques y los efectivos policiales procedieron a labrar el acta correspondiente. Los elementos secuestrados quedaron registrados como parte del procedimiento y se dio por concluida la primera intervención de la jornada. El episodio confirmó la importancia del patrullaje nocturno, un tipo de recorrido que permite detectar actividades que suelen realizarse aprovechando la falta de luz para evitar controles.
Recorrida ampliada: Paín, Monte Quemado y Caballo Muerto
Tras la primera intervención, el equipo decidió continuar la recorrida en otras zonas frecuentemente afectadas por la pesca furtiva. Se dirigieron a los sectores conocidos como Paín, Monte Quemado y Caballo Muerto. En estos lugares no se registraron incidentes, aunque la presencia de patrullas cumple un rol preventivo fundamental, ya que desalienta prácticas ilegales y reafirma la presencia activa del Estado en la protección de los recursos naturales.
La continuidad de la vigilancia en múltiples puntos del perilago responde a un enfoque estratégico: las zonas de acceso al lago son variadas, y los pescadores furtivos suelen desplazarse entre distintos sectores en función de la actividad de los controles. Por eso, la movilidad constante del equipo es clave para aumentar la efectividad de los operativos y evitar que los infractores evadan la fiscalización.
Si bien en Paín, Monte Quemado y Caballo Muerto no se detectaron irregularidades durante esta jornada, la recorrida permitió actualizar el estado de los caminos de acceso, identificar huellas recientes y observar el comportamiento de las zonas ribereñas, elementos que serán de utilidad para planificar futuros operativos. En áreas naturales tan amplias como el Lago Urugua-í, la información territorial es tan importante como la intervención directa.
Segundo hallazgo: pescadores infractores en la zona de San Martín
La segunda intervención de la noche se produjo en la zona de San Martín. Durante el desplazamiento, los agentes identificaron movimientos sospechosos que motivaron una aproximación cautelosa. Al llegar al lugar, los guardaparques sorprendieron a dos personas que se encontraban pescando y que ya habían capturado varias piezas. La veda total prohíbe cualquier tipo de actividad extractiva, por lo que la presencia de peces en poder de los infractores constituyó una clara contravención.
El equipo procedió a labrar el acta correspondiente, tal como establece la normativa vigente para este tipo de infracciones. La documentación incluyó el registro de las piezas capturadas y los elementos de pesca utilizados. Este segundo hallazgo reafirmó que, pese a las campañas de concientización y los controles permanentes, la pesca furtiva sigue siendo una amenaza significativa para el equilibrio del ecosistema acuático del Lago Urugua-í.

La veda total: una herramienta esencial para la recuperación del ecosistema
La veda total es una medida temporal establecida por las autoridades ambientales para proteger a las especies de peces durante sus períodos de reproducción. En esta etapa, los peces se agrupan en zonas específicas del lago para desovar, lo que los vuelve especialmente vulnerables. La prohibición de la pesca durante estos meses es indispensable para que las poblaciones puedan mantener sus ciclos naturales y garantizar la continuidad de la biodiversidad.
La pesca furtiva durante la veda afecta la sostenibilidad del ecosistema, ya que interrumpe la reproducción y disminuye la cantidad de individuos en etapas tempranas de desarrollo. A mediano plazo, estas acciones pueden comprometer no solo el equilibrio ecológico sino también la actividad pesquera legal, que depende de recursos biológicos sanos y abundantes para sostenerse.
Las autoridades provinciales han insistido en que proteger este período crítico es una responsabilidad colectiva. No se trata únicamente de una norma administrativa: es una herramienta de conservación que permite asegurar la disponibilidad de peces para las generaciones futuras y defender un patrimonio natural que forma parte de la identidad misionera.
El rol clave de los operativos de control en áreas protegidas
Operativos como el realizado en el Lago Urugua-í son fundamentales para prevenir y sancionar prácticas que afectan directamente la biodiversidad. La coordinación entre guardaparques y fuerzas policiales especializadas refuerza las capacidades de respuesta ante delitos ambientales, que muchas veces implican desplazamientos rápidos, vigilancia nocturna y conocimiento profundo del terreno.
El Paisaje Protegido Lago Urugua-í es un área de alta sensibilidad ecológica, donde se combinan ambientes acuáticos, forestales y ribereños. El equilibrio de estos ambientes depende en gran medida de las decisiones humanas, tanto de quienes viven en la zona como de quienes utilizan sus recursos naturales.
La presencia constante del Estado mediante operativos de prevención es un mensaje contundente: la conservación del ambiente no es un concepto abstracto, sino un trabajo cotidiano y concreto que requiere vigilancia, intervención y un compromiso institucional sostenido. Cada operativo nocturno, cada infracción labrada y cada recorrido realizado contribuyen a fortalecer una red de protección que beneficia a todo el ecosistema.
Impacto social y ambiental de la pesca furtiva
La pesca ilegal no afecta únicamente a los peces capturados. Su impacto es mucho más amplio y profundo. Cuando las poblaciones de peces disminuyen, el equilibrio del lago se altera. Muchas especies cumplen funciones ecológicas específicas, como controlar insectos, regular la cadena alimentaria o mantener la calidad del agua. La pérdida de individuos reproductores, que son precisamente los más afectados durante la veda, puede llevar años recomponer.
Además, la pesca furtiva perjudica a quienes respetan la normativa y practican la pesca de manera responsable. La actividad pesquera legal depende de la salud del ecosistema; cuando esta se ve comprometida, las temporadas futuras pueden presentar restricciones adicionales que afectan a comunidades enteras. Por eso, el cumplimiento de la veda no es solo un asunto ambiental, sino también social y económico.
La importancia del Lago Urugua-í para Misiones
El Lago Urugua-í, además de ser un espacio de gran belleza natural, es un reservorio de biodiversidad y un recurso estratégico para la provincia. Su perímetro incluye zonas de difícil acceso, áreas boscosas, bahías y sectores ribereños donde se refugian diversas especies acuáticas y terrestres. La protección de este entorno no es solo una cuestión ecológica: también forma parte de la identidad territorial de la región.
Su valor ambiental radica en la variedad de especies de peces, aves y mamíferos que dependen del lago y sus alrededores. Además, el área protegida contribuye a la regulación del clima local, al mantenimiento de la calidad del agua y al equilibrio general del ecosistema. En este contexto, la pesca ilegal representa una amenaza directa a un patrimonio natural que es irremplazable.
Una intervención que refuerza el compromiso ambiental
El operativo conjunto en el Lago Urugua-í refleja un compromiso concreto con la protección ambiental. La articulación entre los guardaparques del área protegida y la Dirección de Medio Ambiente y Delitos Rurales demuestra que el abordaje de los delitos ambientales requiere la colaboración de diferentes actores, cada uno con funciones específicas y complementarias.
El éxito de la jornada no se mide únicamente en el número de infracciones detectadas, sino en la capacidad de sostener una presencia activa en el territorio, especialmente en períodos donde la presión sobre los recursos naturales aumenta. Cada recorrido nocturno es parte de una estrategia más amplia que incluye educación ambiental, difusión de la normativa y fortalecimiento institucional.
Hacia una protección ambiental más efectiva
El desafío hacia adelante es sostener y reforzar estas acciones. La prevención sigue siendo una herramienta clave: cuanto mayor es la presencia del Estado en las áreas protegidas, menores son las posibilidades de que prácticas ilegales se instalen como hábitos. Al mismo tiempo, la sociedad tiene un rol fundamental al respetar la normativa y denunciar actividades que pongan en riesgo los ecosistemas.
La vigilancia en la veda no solo protege a las especies de peces; también preserva un recurso natural que beneficia a toda la comunidad. La biodiversidad del Lago Urugua-í es un legado que depende de decisiones responsables en el presente. Operativos como este demuestran que cuando las instituciones trabajan de manera conjunta, los resultados pueden ser significativos para el cuidado del ambiente.
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