Según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial, las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron niveles récord en 2021, y se espera que los niveles atmosféricos de los tres gases sigan aumentando en 2022.
Como ya sabemos, todo ello tiene repercusiones en la temperatura global. Se estima que este año los valores situarán en torno a 1,15 [1,02 a 1,28] °C por encima del promedio preindustrial de 1850-1900. Uno de las objetivos de la reciente COP27 fue intentar no sobrepasar los 1,5 ºC
Además del incremento de las temperaturas, la subida del nivel del mar se acelera, el deshielo de los glaciares europeos bate récords y los fenómenos meteorológicos extremos causan devastación en numerosas regiones del planeta.
Respecto al nivel medio global del mar, durante los últimos 30 años ha aumentado aproximadamente 3,4 ± 0,3 mm por año (1993-2022). La tasa se duplicó entre 1993-2002 y 2013-2022, y el nivel del mar subió unos 5 mm entre enero de 2021 y agosto de 2022. La aceleración se debe principalmente a un mayor derretimiento del hielo.
No obstante, conviene recordar que estos aumentos no se observan en todo el mundo por igual: hay ciertas zonas más sensibles que otras. Hablamos de islas y archipiélagos, lugares muchas veces de apariencia paradisíaca que pueden ser engullidos, literalmente, por el mar.
La mayor amenaza se cierne sobre las islas Fiyi, un país formado por 300 islas y algo menos de un millón de habitantes que se encuentra en medio del Pacífico Sur, al noreste de Australia.
En Fiyi las temperaturas están aumentando tres veces más rápido que la tasa media mundial, los ciclones extremos azotan cada vez con mayor regularidad toda la región (el archipiélago se ha enfrentado a siete grandes ciclones desde 2016) y la primera línea de playa se encuentra sumergida por la subida del nivel del mar.
¿Cómo se puede «mover» un país?
Los efectos del cambio climático son para este país una realidad, y muchos de los habitantes de Fiyi ya han tenido que ser reubicados. En concreto, de las 42 aldeas señaladas para su reubicación para los próximos 5-10 años, seis de ellas ya han sido trasladadas.
El plan de reubicación se denomina «Procedimientos Operativos Estándar para Reubicaciones Planificadas», y no es tan sencillo como parece a simple vista. No solo hay que sacar 30 o 40 casas de un pueblo y trasladarlas más arriba, ya que también hay que pensar en sus viviendas, escuelas, centros de salud, carreteras, infraestructuras y hasta en los cementerios.
Además, según explican los expertos, las personas más difíciles de trasladar son… los muertos. Cuando se trasladan, los habitantes se enfrentan a la disyuntiva de dejar atrás los huesos de sus antepasados o exhumarlos y llevarlos a un nuevo emplazamiento. Cualquiera de las dos opciones es profundamente traumática.
Este plan consta de 130 páginas de texto, gráficos y previsiones temporales, y es un proyecto único y pionero. Ningún otro país ha avanzado tanto en su reflexión sobre cómo tomar decisiones de reubicación planificada a nivel nacional. Quizás en unas décadas empezará a ser frecuente también en otras partes del mundo.
