sábado, junio 7, 2025
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El fin del basural: la tecnología argentina que convierte desechos en ladrillos ecológicos

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En el corazón de Exaltación de la Cruz, una localidad bonaerense de fuerte tradición agrícola y paisajes tranquilos, un grupo de emprendedores argentinos está gestando una revolución silenciosa que podría cambiar para siempre la manera en que el país –y quizás el mundo– maneja su basura. Se trata de Zewan, una empresa nacida de la necesidad urgente de hacer frente al colapso ambiental que generan los residuos sólidos urbanos. Su creación estrella: una máquina capaz de convertir toneladas de residuos en materiales reutilizables, como ladrillos, aislantes térmicos o pisos blandos. Todo, sin necesidad de utilizar productos químicos, combustibles fósiles ni generar gases contaminantes.

En un mundo donde el crecimiento urbano y el consumo desmedido generan más de dos mil millones de toneladas de basura al año –según estimaciones del Banco Mundial–, la innovación de Zewan llega como un respiro. Su impacto ya se deja sentir en varias ciudades de Argentina y sus fundadores planean exportar el desarrollo tecnológico a otros países, como Estados Unidos.

Tecnología nacional al servicio del ambiente

El sistema desarrollado por Zewan es, en términos prácticos, un circuito cerrado y sustentable que redefine el concepto de “tratamiento de residuos”. La planta instalada en Exaltación de la Cruz tiene una capacidad operativa que le permite procesar más de 100 toneladas de basura por día, una cifra significativa si se considera que un relleno sanitario típico puede tardar semanas en degradar apenas una fracción de ese volumen.

Todo comienza con la recolección de residuos sólidos urbanos, que llegan a la planta en camiones municipales. Una vez descargados, los residuos pasan por una cinta transportadora de 60 metros de largo donde comienza la magia de la tecnología: un sistema de separación automático identifica los materiales orgánicos e inorgánicos. Los metales ferrosos son extraídos mediante poderosos imanes, mientras que otros materiales, como plásticos, papel o cartón, son enviados a un área de trituración, donde se reducen significativamente en tamaño.

tecnología argentina que convierte desechos en ladrillos ecológicos
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Pero el verdadero corazón del proceso es la pasteurización. Los residuos triturados son sometidos a temperaturas que oscilan entre los 130 y 160 grados Celsius en un sistema cerrado, sin combustión ni uso de agentes químicos. Este procedimiento térmico elimina bacterias, gérmenes y patógenos, lo que impide la liberación de metano y otros gases de efecto invernadero, uno de los principales desafíos en los vertederos tradicionales.

El resultado es una argamasa fibrosa, limpia y esterilizada, con propiedades técnicas que la convierten en una materia prima de enorme potencial. De esta “masa” se pueden fabricar ladrillos ecológicos, baldosas, paneles de aislamiento térmico y acústico, e incluso mobiliario urbano. Se trata de un producto que, en vez de ser desechado o enterrado, vuelve al ciclo económico como un insumo de valor agregado.

Una economía circular hecha realidad

Juan José Tomasello, fundador y CEO de Zewan, sostiene que el sistema representa un verdadero cambio de paradigma: “No es solo reciclaje, es transformación. Estamos dejando de enterrar basura para empezar a crear productos útiles. Y lo hacemos sin contaminar, sin combustibles fósiles y con tecnología nacional”.

Lo que Tomasello y su equipo proponen no es solamente un avance tecnológico, sino también una apuesta por la economía circular. En lugar de seguir el modelo tradicional de producir, consumir y descartar, Zewan busca instaurar una lógica donde los residuos vuelvan al ciclo económico como materias primas. Esto no solo reduce la presión sobre los recursos naturales –como la extracción de minerales o la deforestación para producir madera–, sino que también disminuye los costos logísticos, energéticos y ambientales.

En palabras de Tomasello: “Estamos convencidos de que la basura no es un problema, sino una oportunidad. Con la tecnología adecuada, podemos transformar lo que hoy se entierra en materiales útiles para la construcción, el urbanismo o la industria. Y hacerlo de forma limpia y sustentable”.

Impacto ambiental y social

El impacto de este sistema es doble: ambiental y social. Por un lado, reduce la cantidad de residuos que terminan en rellenos sanitarios, muchos de los cuales ya se encuentran colapsados o funcionan en condiciones de riesgo ambiental. Según datos del Ministerio de Ambiente de la Nación, más del 60% de los municipios argentinos no cuenta con un sistema de disposición final adecuado, lo que genera contaminación de suelos, napas y aire.

Por otro lado, la implementación de esta tecnología genera empleo, capacitación y mejora las condiciones laborales de los recicladores urbanos. “Nuestro modelo integra a los trabajadores informales del reciclaje en un circuito formal, con tecnología y seguridad. Les damos herramientas para que puedan convertirse en operadores técnicos, con sueldos dignos y condiciones laborales adecuadas”, explica Tomasello.

Este enfoque fue clave para que varias localidades se interesaran en replicar la experiencia. Zewan ya instaló unidades en municipios de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos, y se encuentra en negociaciones para exportar la tecnología a Estados Unidos, donde existe una creciente demanda por soluciones sustentables frente al colapso del sistema de residuos tradicional.

tecnología argentina que convierte desechos en ladrillos ecológicos
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Quilmes y el modelo público de reciclaje

El impacto de estas iniciativas privadas no es ajeno al sector público. En el municipio de Quilmes, por ejemplo, se inauguró recientemente una moderna planta de separación y clasificación de residuos sólidos urbanos, ubicada en el Eco Parque de La Ribera. La instalación forma parte del plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU), impulsado por el Ministerio de Ambiente y la intendencia local.

Durante la presentación oficial, la intendenta Mayra Mendoza destacó la importancia del proyecto no solo por su impacto ecológico, sino también por su dimensión social. “Esto también es dignidad laboral”, señaló, al tiempo que entregaba indumentaria a más de 900 trabajadores del sistema. La planta de Quilmes permitirá clasificar residuos, reducir el volumen enviado a disposición final y potenciar el reciclaje local.

La articulación entre municipios y emprendimientos tecnológicos como Zewan parece ser una de las claves para avanzar hacia un modelo de gestión más sustentable. Mientras el Estado provee infraestructura, normativas y financiamiento, el sector privado aporta innovación, velocidad de implementación y modelos escalables.

¿Basura cero es posible?

Uno de los objetivos que Zewan plantea a mediano plazo es contribuir a la estrategia de “basura cero”, un concepto que busca minimizar al máximo la generación de residuos que no puedan ser reciclados o transformados. Para eso, aseguran que es necesario integrar a su tecnología otros circuitos de valorización, como el compostaje para residuos orgánicos, el reciclaje de materiales especiales (como electrónicos, pilas o neumáticos) y, sobre todo, una fuerte campaña de educación ambiental.

“No alcanza con tener la mejor máquina si seguimos consumiendo de forma desmedida o sin separar los residuos en origen”, reconoce Tomasello. “Necesitamos una sociedad más consciente, más informada y más comprometida con el ambiente. Nuestra tecnología es una herramienta, pero el cambio cultural es lo que realmente hará la diferencia”.

La empresa ya trabaja con escuelas, universidades y ONGs para promover la educación ambiental desde edades tempranas, convencidos de que el verdadero cambio será generacional.

Futuro y expansión

 zewanglobal produce actualmente hasta ocho máquinas por mes en su planta de fabricación, y se encuentra ampliando su capacidad para responder a la creciente demanda. Además de los desarrollos en Argentina, ya firmaron preacuerdos con municipios de California y Texas para implementar su tecnología en Estados Unidos, donde los costos de disposición final se han multiplicado en los últimos años y los rellenos sanitarios están cada vez más cuestionados por su impacto ambiental.

El modelo de negocio es flexible: Zewan puede vender las máquinas, operar las plantas como concesionarios o asociarse con municipios bajo esquemas de gestión mixta. “La clave es adaptarse a la realidad local”, explica Tomasello. “En algunos casos, el municipio tiene capacidad técnica y quiere operar. En otros, nosotros brindamos todo el servicio. Lo importante es que los residuos no terminen enterrados, sino convertidos en recursos”.

Argentina, un país con potencial transformador

La historia de Zewan es también la historia de una Argentina que, a pesar de sus crisis, logra generar innovación y soluciones de impacto global. En un contexto de creciente preocupación por el cambio climático, la acumulación de basura y la necesidad de construir modelos económicos más sustentables, la experiencia de estos emprendedores argentinos demuestra que es posible generar tecnologías limpias, con impacto ambiental, social y económico.

En un país donde se producen más de 15 millones de toneladas de residuos urbanos al año, según cifras oficiales, contar con soluciones como la de Zewan es más que una buena noticia: es una necesidad urgente. La posibilidad de transformar esos residuos en ladrillos, pisos o aislantes térmicos no solo representa un alivio ambiental, sino también una oportunidad de desarrollo industrial y generación de empleo.

Como sostiene Juan José Tomasello: “No hay basura, hay recursos mal gestionados. Si logramos cambiar esa mirada, podemos transformar ciudades, economías y vidas”.

Con tecnología local, compromiso social y visión de futuro, Zewan pone a la Argentina en el mapa global de la innovación ambiental. Y lo hace desde una planta en Exaltación de la Cruz, donde cada día, más de 100 toneladas de basura dejan de ser un problema para convertirse en parte de la solución.

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