El Parque Federal Campo San Juan volvió a ser escenario de una acción conjunta entre guardaparques del Ministerio de Ecologia y Recursos Naturales Renovables y personal de la Administración de Parques Nacionales. La iniciativa se centró en un operativo de control y fiscalización, con un objetivo claro: prevenir la pesca y la caza furtiva en un territorio que representa uno de los mayores reservorios de biodiversidad del país.
El despliegue incluyó un patrullaje mixto. Por un lado, se realizaron controles fluviales a lo largo de 15 kilómetros de recorrido en kayaks por el río Paraná y el arroyo San Juan. Por otro, se complementó con un operativo terrestre en zonas ribereñas, donde se detectaron trillos de ingreso no autorizado y se retiraron residuos abandonados en antiguos campamentos.
Las tareas no solo apuntaron a reforzar la seguridad ambiental, sino también a reducir la contaminación y evitar futuros focos de incendio, amenazas que ponen en riesgo tanto a la flora como a la fauna de este espacio protegido.
El operativo incluyó además un registro de flora y avifauna, reafirmando la relevancia de Campo San Juan, considerado uno de los parques con mayor cantidad de especies de aves registradas en el país, lo que lo convierte en un lugar estratégico para la conservación y la observación de la biodiversidad.
La importancia del control y la fiscalización
La fiscalización en áreas naturales protegidas cumple una función clave: evitar actividades humanas que alteren los ecosistemas. En este caso, el foco estuvo puesto en prevenir la pesca y la caza furtiva, dos prácticas que amenazan de manera directa la sostenibilidad de las poblaciones animales.
La caza furtiva genera un impacto profundo en el equilibrio ecológico. Al eliminar individuos de especies clave, no solo se afecta su supervivencia, sino que se altera la dinámica de depredadores, presas y cadenas alimentarias. La pesca no autorizada, por su parte, atenta contra la fauna íctica y repercute en el equilibrio de los ríos y arroyos, ecosistemas vitales para la vida de aves, mamíferos y reptiles.
En Campo San Juan, la presencia de guardaparques y personal especializado permite ejercer un control directo, disuadiendo la presencia de infractores y asegurando que el parque cumpla su función principal: preservar la biodiversidad.

El recorrido en kayaks: vigilancia desde el agua
Una de las particularidades de este operativo fue el patrullaje de 15 kilómetros en kayaks a lo largo del río Paraná y el arroyo San Juan. Este tipo de recorrido permite acceder a zonas donde el monte se mezcla con el curso de agua y donde muchas veces ingresan quienes buscan pescar o cazar de manera ilegal.
El uso del kayak como medio de patrullaje representa una estrategia silenciosa y efectiva. A diferencia de embarcaciones a motor, permite recorrer sitios sensibles sin alterar la fauna y sin generar contaminación sonora ni de combustibles. Al mismo tiempo, brinda a los guardaparques una visión cercana de los márgenes ribereños, donde suelen encontrarse huellas de actividades humanas no autorizadas.
Durante el operativo, además de los controles, se realizaron observaciones de aves y flora, reforzando la tarea de monitoreo constante que requiere un parque con tanta riqueza biológica.
Controles terrestres: en busca de huellas humanas
El despliegue se complementó con controles terrestres en sectores ribereños. Allí, los equipos de fiscalización identificaron trillos de ingreso no autorizado, caminos improvisados que suelen abrirse para facilitar el acceso de cazadores furtivos o pescadores ilegales.
Detectar y clausurar estos accesos es esencial para la protección del área. Los trillos no solo facilitan el ingreso indebido, sino que también generan erosión en el suelo, fragmentación del hábitat y alteración del monte nativo.
Además, en antiguos campamentos abandonados se procedió a retirar residuos como plásticos, botellas y lonas. Estos materiales representan una amenaza para la fauna: los animales pueden ingerirlos accidentalmente, quedar atrapados o sufrir heridas. Al mismo tiempo, los residuos plásticos son altamente persistentes en el ambiente y constituyen un riesgo a largo plazo para la salud de los ecosistemas.
La limpieza de estos espacios también cumple un rol preventivo frente a los incendios forestales. Elementos como lonas, envases plásticos o vidrios pueden convertirse en focos de ignición bajo determinadas condiciones climáticas, agravando un problema que ya de por sí afecta gravemente a los bosques y pastizales de la región.
Un parque con valor estratégico para la biodiversidad
El Parque Federal Campo San Juan ocupa un lugar central en el mapa de la conservación en Argentina. Reconocido por la riqueza de su avifauna, es uno de los sitios con mayor cantidad de especies de aves registradas a nivel nacional.
Esta condición convierte al parque en un destino privilegiado para el aviturismo y en un espacio clave para los programas de monitoreo científico. Las aves funcionan como bioindicadores: su presencia y abundancia reflejan la salud de los ecosistemas. Mantener este equilibrio es fundamental para garantizar que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de esta diversidad.
Pero la riqueza del parque no se limita a las aves. Sus ambientes incluyen bosques, pastizales y humedales, lo que da lugar a una alta variedad de flora y fauna. El registro de especies realizado durante el operativo refuerza la idea de que cada acción de fiscalización también es una oportunidad para documentar y valorar la biodiversidad existente.
Residuos y contaminación: una amenaza silenciosa
Uno de los hallazgos más significativos del operativo fue la presencia de residuos en antiguos campamentos. Plásticos, botellas y lonas abandonadas son recordatorios del impacto humano en entornos naturales.
La contaminación por plásticos es uno de los problemas ambientales más graves a escala global. En áreas protegidas, su presencia contradice la razón de ser de estos espacios, pensados para conservar ecosistemas libres de intervención. La acumulación de plásticos afecta la calidad del suelo y del agua, y representa un riesgo para la fauna terrestre y acuática.
El retiro de estos residuos durante el operativo es una medida inmediata para mejorar el estado del parque, pero también una señal de alerta: es necesario reforzar la concientización sobre la importancia de mantener limpios los espacios naturales y garantizar que quienes ingresen lo hagan bajo las normas de conservación.

Prevención de incendios forestales
Los residuos no solo contaminan, sino que pueden transformarse en fuentes potenciales de incendio. En regiones donde la sequía y las altas temperaturas son cada vez más frecuentes, la presencia de materiales inflamables aumenta el riesgo de que pequeños focos se conviertan en incendios de gran magnitud.
La prevención, en este sentido, se vuelve clave. Cada operativo de limpieza no solo mejora el aspecto paisajístico y sanitario del parque, sino que también funciona como una medida directa de reducción de riesgos ambientales.
Monitoreo de flora y avifauna
El registro de flora y aves realizado en el marco del operativo refuerza la importancia de Campo San Juan como sitio de conservación. Documentar las especies presentes es una tarea constante que permite actualizar la información disponible sobre la biodiversidad y detectar posibles cambios en la composición de las comunidades biológicas.
La riqueza de aves en el parque no solo lo convierte en un espacio valioso para la ciencia, sino también en un atractivo para el turismo de naturaleza. El avistaje de aves es una actividad en crecimiento en todo el mundo, y lugares como Campo San Juan ofrecen condiciones únicas para su desarrollo.
Una acción que trasciende el operativo
Más allá de los resultados inmediatos —retiro de residuos, identificación de trillos y control de actividades ilegales—, este operativo refuerza un mensaje: la protección del ambiente es una tarea constante que requiere presencia en el territorio.
El trabajo articulado entre guardaparques provinciales y nacionales demuestra que la conservación no puede depender de esfuerzos aislados. La cooperación institucional es indispensable para enfrentar las múltiples amenazas que enfrentan las áreas naturales protegidas.
El valor de estos operativos no solo se mide en lo que logran prevenir, sino también en lo que reafirman como política ambiental: el compromiso con la defensa de la biodiversidad y el reconocimiento de que los parques no son espacios intocables, sino territorios que requieren cuidado activo y permanente.
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