Por el exceso de lluvias, luego de las sequías de enero y febrero, murieron miles de árboles en Misiones y Corrientes. Dado que para el próximo verano se pronostica una sequía extrema ya los productores se están preparando para combatirla.
Claudio Wipplinger, productor forestal, afirmó que en su campo de Corrientes «murieron casi 600 hectáreas de árboles por el exceso de aguas, a esto se lo llama estrés hídrico», mencionó.
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Además, agregó que «los árboles no lograron adaptarse a las lluvias ya que se habían adaptado a la sequía del último verano. La mayoría de los árboles más grandes son los que sufrieron porque no aguantan estos cambios bruscos».
Wipplinger mencionó que para las próximas sequías que se esperan «el trabajo de prevención lleva más tiempo porque las máquinas no pueden trabajar por la falta de combustible. El fuego no controlado cuesta mucho combatirlo porque la zona de corte no está en condiciones y el fuego no se apaga».
Por esta razón, en Corrientes, se realizó una prohibición total del contrafuego que es una herramienta para controlar los incendios.