Hoy, como cada 22 de mayo desde el año 2000, el mundo conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica, una fecha clave proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para recordar la importancia vital de la biodiversidad en nuestras vidas. Este día coincide con el aniversario de la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, firmado en 1992 durante la histórica Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, que marcó un antes y un después en el compromiso global con la conservación del planeta.
La biodiversidad, entendida como la variedad de formas de vida que habitan la Tierra, incluye desde los grandes mamíferos hasta los microorganismos invisibles al ojo humano, así como los ecosistemas que todos ellos forman. Este complejo entramado natural es la base que sostiene la vida tal como la conocemos: provee alimentos, agua, aire limpio, materiales para la medicina, y regula los ciclos del clima, entre muchas otras funciones esenciales.

Este año, el lema de la jornada —“Armonía con la naturaleza y desarrollo sostenible”— pone el foco en la urgencia de encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico y la protección de los ecosistemas. En otras palabras, plantea la necesidad de repensar las formas en que las sociedades modernas se desarrollan, de modo que las actividades humanas no destruyan los cimientos ecológicos que permiten nuestra existencia.
Un marco global para revertir la pérdida
En este contexto, cobra especial relevancia el Marco Mundial Kunming-Montreal (MMKB), adoptado en diciembre de 2022. Este acuerdo internacional marca una hoja de ruta ambiciosa con 23 metas concretas para 2030 y cuatro grandes objetivos a largo plazo para 2050, cuyo fin último es detener y revertir la pérdida de la naturaleza.
Entre sus metas más destacadas figuran la restauración del 30% de los ecosistemas degradados, la reducción del desperdicio alimentario en un 50%, y el impulso de prácticas sostenibles en todos los sectores productivos. Este marco supone un compromiso histórico que requiere la cooperación de gobiernos, empresas, comunidades y ciudadanos de todo el mundo.
Argentina: un país megadiverso con desafíos urgentes
Argentina es reconocida internacionalmente por su riqueza biológica: posee 18 ecorregiones distribuidas a lo largo de su vasto territorio, desde las selvas tropicales del norte hasta los ecosistemas marinos del Atlántico Sur. Espacios protegidos como el Parque Nacional Iguazú, en Misiones, son emblemáticos por su biodiversidad y por albergar especies amenazadas como el yaguareté y el tucán toco.

Sin embargo, el país también enfrenta desafíos significativos. La deforestación, el avance de la frontera agropecuaria, los incendios forestales y el uso intensivo de agroquímicos son algunas de las principales amenazas a la biodiversidad nacional. La necesidad de implementar políticas públicas efectivas, junto con la participación activa de la sociedad civil, es más urgente que nunca.
Una crisis silenciosa pero devastadora
Los datos globales pintan un panorama alarmante. Según el reciente Informe Planeta Vivo 2024, publicado por la organización WWF, el tamaño promedio de las poblaciones de especies silvestres ha disminuido un 73% en los últimos 50 años. Es una caída drástica que los científicos consideran una señal inequívoca de que el sistema natural del que dependemos está entrando en una fase crítica.
El informe enfatiza que estamos frente a una doble crisis: la climática y la de la naturaleza. Ambas se retroalimentan y agravan mutuamente, generando impactos sociales, económicos y ambientales cada vez más difíciles de revertir. La pérdida de biodiversidad no es solo un problema ecológico: afecta la salud humana, la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua y la estabilidad de las economías.
Un llamado a la acción colectiva
En este Día Internacional de la Diversidad Biológica, la comunidad internacional hace un llamado urgente a todos los sectores para actuar de manera decidida. La protección de la biodiversidad no puede seguir siendo una tarea secundaria. Es una prioridad vital si se quiere garantizar un futuro habitable para las generaciones presentes y futuras.
Lograr la armonía con la naturaleza implica transformar nuestros modelos de producción y consumo, restaurar los ecosistemas dañados y adoptar una visión de desarrollo que integre el respeto por la vida en todas sus formas. Como dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje para esta fecha: “Nuestra salud, nuestra seguridad alimentaria y nuestro bienestar económico dependen del delicado equilibrio de los ecosistemas. Debemos protegerlos ahora, antes de que sea demasiado tarde».
Tal vez te interese leer: https://valorambiental.com.ar/huemul-en-chubut-una-especie-peligro-critico/