El verano es tiempo de vacaciones y de realizar todo tipo de actividades al aire libre, con todo lo que ello implica para el cuidado del medio ambiente.Y, si bien ser turistas responsables o más “eco friendly” durante nuestras vacaciones o escapadas turísticas puede resultar muy poco divertido o desconocido para muchos, hay cosas muy sencillas que podemos poner en práctica para prevenir y disminuir el impacto ambiental.
Para ello, Fundación Temaikèn desarrolló diversos contenidos sobre turismo responsable en los que, a través de sus plataformas digitales, comparte información vital suministrada po la experiencia de los Guardianes de la Naturaleza en su Bioparque, con el objetivo de enseñarle a los turistas cómo actuar de manera sostenible con la Naturaleza y, así, poder seguir disfrutándola por muchos años más.
“Una ciudadanía responsable y comprometida es vital para el cuidado de la naturaleza. Por eso, este verano, cuando miles de familias vacacionen en todo el país es fundamental que sepan qué hábitos deberían existir en una época donde son frecuentes los incendios, los encuentros con la fauna y la flora silvestres o el comercio ilegal de vida silvestre”, explica Alejandra Romeo, responsable de Educación Ambiental de la mencionada ONG.
Entre las múltiples, sencillas y por demás efectivas maneras de contribuir a este desafío, se destacan los siguientes 10 consejos:
-Consumir responsablemente el agua y la energía del lugar, minimizando su huella. Muchas zonas del país están atravesando sequías. Asimismo, la generación de energía es una de las actividades que mayor impacto tiene en el ambiente.
-No generar basura y, en el caso de que sea inevitable, guardarla y colocarla siempre en los contenedores indicados. Es muy útil llevar bolsas para almacenar residuos en las mochilas de viaje. Hasta la yerba mate o los restos de frutas y verduras, aunque sean de origen vegetal, deben ser dispuestos según las indicaciones.
-Si se ingresa con perros a los espacios naturales, llevarlos siempre con correa y supervisión permanente. Si se encuentran gatitos, también hay que notificarlo a las autoridades del lugar. Con frecuencia, los animales domésticos suelen cazar aves u otro tipo de animales silvestre, hiriéndolos gravemente.
-Evitar los plásticos de un solo uso. Debemos aprovechar que en la actualidad ya es más sencillo acceder a botellas, bolsas de compras y contenedores reutilizables para llevar y conservar alimentos, incluso kits de vajilla de viajero. El plástico tarda muchos años en biodegradarse y su destino final casi siempre es el agua, ya sea de mar o de río. Y de allí sus partículas se incorporan al cuerpo de los animales y las personas, acumulándose en los organismos y pasando de unos a otros a través de la alimentación. Además, el nylon suele ser confundido con alimento por aves, tortugas y mamíferos acuáticos que los consumen, provocándoles la muerte.
-Recordar que los animales silvestres no son mascotas. Su comercio está prohibido por leyes nacionales y provinciales. Compra animales, incluso por lástima y de buena fe, “para liberarlos”, no hace más que generar demanda y aumentar la presión de captura sobre las poblaciones silvestres. Además, liberar animales en la zona incorrecta puede atentar contra la supervivencia de ese animal y a la vez generar un impacto ecológico negativo. Denunciar este comercio siempre es importante para darle intervención a las autoridades locales.
-No llevarse plantas u objetos pertenecientes al entorno ni alterar los ambientes. Hay espacios que contienen ejemplares únicos en el país, ya sea de valor ambiental o histórico. Llevarse un ejemplar de este tipo puede afectar el equilibrio de ese ambiente y hasta puede afectar a la supervivencia de una población o, incluso, generar una invasión biológica en otro ambiente natural.
-Realizar fogatas únicamente en los lugares permitidos y con las medidas de seguridad necesarias. El verano es una época donde los incendios son frecuentes y debido a la sequía o a la falta de agua es posible que se generen catástrofes ambientales.
-Procurar que las únicas “huellas” que deja tras sean de sus pisadas. Un turista responsable es cuidadoso con los lugares que visita, siendo amigable y respetuoso con su entorno.
-Apoyar el comercio sostenible local: elegir productos, servicios y experiencias que garanticen el uso sostenible de los recursos del destino y que respeten el hábitat natural de la fauna y la flora autóctonas.
Disfrutar, observando la naturaleza, tiene grandes beneficios: el contacto con los entornos naturales y su biodiversidad genera efectos físicos y emocionales que impactan positivamente en la salud. Algunos de ellos son: mayor cantidad y mejor calidad de oxígeno, ejercicio de distinto nivel para los músculos y cerebro, reducción del estrés, mejor calidad del sueño, síntesis de vitamina D, disminución de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, el colesterol y, en consecuencia, las enfermedades cardiovasculares.
“La Argentina es un país muy rico en biodiversidad y, según la región a la que se viaje, podrán encontrarse diferentes escenarios, con plantas y animales que muchas veces son propios de un lugar. Este aspecto es muy importante a tener en cuenta, porque una práctica muy habitual como llevarse un gajo de una planta, puede alterar o generar impacto negativo”, relata Romeo.
“Ser amigable con el ambiente es cada vez más importante ante catástrofes frecuentes como los incendios y con especies en peligro, consecuencia de la caza o el tráfico ilegal. Más allá de esto, cuidar los ambientes es también un aporte a la salud de las personas, ya que también dependemos de un entorno equilibrado”, concluye la especialista.
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— Valor Ambiental (@ValorAmbiental1) January 20, 2023