En un mundo cada vez más afectado por la crisis climática, la degradación ambiental y la contaminación, el llamado a la acción es urgente. Sin embargo, muchas personas todavía creen que proteger el medio ambiente requiere grandes inversiones, cambios radicales o decisiones políticas de alto nivel. La buena noticia es que no es necesario ser activista o científico para marcar una diferencia significativa: las acciones simples y cotidianas tienen un enorme potencial transformador.