Una ballena azul podría consumir poco más de 40 kilos de microplásticos por día, el cual se encuentra en su fuente de alimento. Estudios anteriores revelaron que el ser humano también tiene microplásticos en su cuerpo.
Las ballenas azules estarían absorbiendo hasta 10 millones de trozos de microplásticos cada día, según afirma un estudio publicdo este martes por la revista Nature, que revela un impacto de un volumen insospechado de la contaminación sobre estos mamíferos marinos.
Para calcular cuánto mircoplástico ingiere esta especie, los investigadores etiquetaron a 191 ballenas azules, de aleta y jorobadas que viven frente a las costas de California (EE. UU.) para seguir sus movimientos.
Según los datos recabados, las ballenas se alimentan, sobre todo, a entre 50 y 250 metros de profundidad, justo donde se sitúa «la mayor concentración de microplásticos en la columna de agua», declaró la principal autora del estudio Shirel Kahane-Rapport, investigadora en la Universidad estatal California.
El animal más grande de la Tierra come 43,6 kg de microplásticos
Los investigadores calcularon cuántos bocados diarios dan las ballenas y su tamaño; y también lo que filtran, y elaboraron tres escenarios hipotéticos. En la situación más probable, las ballenas azules ingerirían hasta 10 millones de trozos de microplásticos al día.
Esto implicaría que el mayor animal de la Tierra también sería el mayor consumidor de microplásticos, al ingerir hasta 43,6 kilos cada día, según advierte el estudio.
El plástico absorbido proviene de las presas
Según los científicos, aunque se podría pensar que las ballenas aspiran grandes cantidades de microplásticos cuando se abren camino por el océano, esto no es así: El 99% de los microplásticos penetraron en el cuerpo de estos animales marinos porque ya estaban dentro de sus presas.
«Esto nos preocupa», afirmó Kahane-Rapport, pues los humanos también comen esas presas. «Nosotros también comemos anchoas y sardinas», señaló, agregando que «el krill (un pequeño crustáceo parecido a una gamba) es la base de la red trófica», la cadena alimentaria marina.
Estudios anteriores mostraron que cuando un krill se encuentra en un tanque donde hay microplásticos, se los «come», declaró la científica.
Los microplásticos ya están presentes en los humanos
Ahora que los científicos han estimado la cantidad de microplásticos que absorben las ballenas, quieren determinar el alcance de los daños. «La dosis hace el veneno», concluyó Shirel Kahane-Rapport.
Investigaciones anteriores ya habían hallado fragmentos de plástico en el fondo de los océanos en la Antártida o en las montañas más altas, e incluso un órgano y en la sangre humana.