miércoles, noviembre 27, 2024
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Fantástica Águila pescadora, una visitante migratoria presente en todo el Litoral

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De las más de 1.000 especies de aves que se encuentran en nuestro país, un 40% aproximadamente son migratorias o bien realizan desplazamientos estacionales importantes. Misiones recibe muchos visitantes migratorios, particularmente en primavera-verano, que llegan para nidificar, y algunas otras escapando del frío del hemisferio norte. Este es el caso del águila pescadora o sangual (Pandion haliaetus), Taguató ryé morotí en Guaraní, una rapaz grande y muy particular, de distribución cosmopolita, es decir a lo largo de todo el mundo.

 

 

En una alianza con Aves Argentinas, la centenaria organización ambientalista que impulsa su Programa Bosque Atlántico, compartimos en forma semanal algunos de los secretos sobre la biodiversidad de las especies de aves del país, y de nuestra Maravilla Natural Argentina, la Selva Misionera. Exclusivo de Misiones Online.

 

Este es el caso del águila pescadora o sangual (Pandion haliaetus), Taguató ryé morotí en Guaraní, una rapaz grande y muy particular, que integra monoespecíficamente una familia (Pandionidae), de distribución cosmopolita, es decir a lo largo de todo el mundo.

 

Las poblaciones anidan en el hemisferio Norte tanto en América como Eurasia, y luego migran y se dispersan por las regiones del hemisferio sur del planeta. Mide unos 55 o 60 cm de largo y pesa unos 1,2 a 1,6 kg en el caso de los machos, y entre 1,6 y 2,0 kg en las hembras. Su plumaje es casi bicolor, blanco y pardo más o menos oscuro. Las partes dorsales, incluidas alas y cola son pardas, lo mismo que un notable antifaz que se prolonga hasta la parte posterior del cuello.

 

El resto del plumaje en blanco. La cabeza presenta una cresta no siempre notable, la cola es barrada, y el ventral del ala presenta un diseño particular: las tapadas son blancas, las remeras se ven bien reticuladas o barradas con el ápice oscuro, y en la zona de la mano sobre la inserción de las primarias, es notable una mancha casi negra. Los juveniles tienen un jaspeado blancuzco en el dorso y estrías oscuras en el pecho.

 

Foto: Marcelo Javier Wioneczak.

 

Es de hábitos más bien solitarios, y su presencia resulta conspicua. Se la ve posada erguida en lo alto de una percha bien expuesta, a menudo sobre o muy cerca del agua.  Utiliza desde árboles secos y troncos, grandes rocas y hasta estructuras como torres o antenas.

 

En vuelo su silueta es muy particular también, sus alas son muy largas y estrechas, y notoriamente anguladas. Vuela a media altura intercalando aleteos lentos con planeos más prolongados.  A la distancia puede recordar a una gaviota grande.

 

Su vida transcurre asociada a cuerpos de agua dulce, y también en el hemisferio norte, en las costas del mar.  Su dieta está muy especializada y es casi exclusivamente piscívora. Atrapa peces, incluso de gran tamaño con sus largas y recurvadas garras. Desde la percha, acecha su presa o bien lo hace desde el aire, aleteando suspendida en un punto fijo. Para la captura se lanza en veloz picada, de hasta 80 km/ hora, con las garras hacia delante y las alas hacia atrás, y se zambulle, incluso totalmente en el agua, para luego salir batiendo enérgicamente las alas y retomar el vuelo con la captura en las garras, y volar hacia un posadero. Sus dedos están bien adaptados para este tipo de pesca. En la parte inferior poseen espículas que a modo de púas sirven para retener a las escurridizas presas. Además, el dedo posterior es móvil, como en las lechuzas, lo que facilita también la sujeción y manejo de los peces para ingerirlos.

 

Es interesante comentar, que esta especie, al menos una gran parte de la población americana y algunas localizadas en Europa, estuvieron al borde de la extinción desde los años 50 y por varias décadas, hasta que a través de programas de conservación y recuperación, fue repoblando y aumentando su número nuevamente. La causa principal por entonces fue el grave problema de contaminación por pesticidas y metales pesados. Si bien actualmente no está globalmente amenazada, se la incluye en Apéndice CITES II.

 

Foto: Marcelo Javier Wioneczak.

 

En nuestro país se la observa con mayor frecuencia en primavera y verano, y se la encuentra en cuerpos de agua del gran parte del norte y centro del territorio, y al parecer va expandiendo su dispersión hacia el sur. Su presencia es habitual en los valles fluviales de las cuencas más importantes como la del Plata, y también en los grandes embalses y represas. Algunos individuos parecen permanecer durante el invierno.

 

Entre las presas identificadas en nuestras latitudes figuran mayormente especies nativas y bien características como sábalo, pejerrey, armado, mojarras, morenas, boga, bagres, chanchitas y el dorado. También se la registrado capturar carpas exóticas que han colonizados cuerpos de agua dulce del interior del país.

 

Foto: Marcelo Javier Wioneczak.

 

En el extremo suroeste de la provincia de Misiones es frecuente su presencia en un sector del valle de inundación, causada por la suba de cota de la Represa Yacyretá, donde todavía subsisten especies arbóreas propias de la Selva marginal higrófila, características de ese ámbito, como Ivyrá Pytá (Peltophorum dubium), Curupay (Anadenanthera colubrina), y Lapacho (Handroanthus heptaphyllus).

 

Aunque la provincia posee otros ambientes propicios para observarla, los cambios bruscos en los cauces de agua, ya sea bajantes o enturbiamiento, producen que esta especie abandone estos sitios.

 

Cuidemos nuestros ríos y arroyos, ellos, aparte de poseer una gran riqueza íctica, albergan a muchas especies de aves tanto residentes como visitantes, que encuentran en estos cauces, descanso, refugio y comida. Está en nosotros y en nuestra capacidad de entendimiento, aceptar que solo si preservamos, podremos y podrán nuestros hijos y futuras generaciones, disfrutar la gran belleza que tenemos en nuestra provincia y nuestro país, aquí compartimos un poco de conocimiento, una herramienta, para aprender, y le darle una oportunidad a nuestra fauna para su supervivencia.

 

 

 

 

Por Marcelo Javier Wioneczak (COA Tangará Posadas), con la colaboración de Alejandro Di Giácomo / Aves Argentinas.

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