La ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyán, será sede de la 29ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29). Esta cumbre climática llega en un momento crítico, con cifras alarmantes que confirman que los últimos 12 meses han sido los más cálidos registrados en la historia.
Según los datos más recientes, la temperatura media global ha superado el umbral de 1,5 °C establecido en el Acuerdo de París, un límite considerado vital para evitar los peores efectos del cambio climático. Además, la concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera alcanzará un récord de 422,5 partes por millón en 2024, lo que representa un aumento del 52 % respecto a los niveles preindustriales. Este fenómeno, exacerbado por la quema de combustibles fósiles, la deforestación y prácticas agrícolas intensivas, agrava el efecto invernadero, intensificando las crisis climáticas en todo el planeta.
Un debate central: financiamiento climático
Durante las dos semanas de duración de la cumbre, representantes de 197 países se reunirán para discutir temas urgentes, siendo el financiamiento climático uno de los más controversiales. En 2015, el Acuerdo de París estableció un fondo anual de $100.000 millones de dólares destinado a apoyar a las naciones en desarrollo en sus esfuerzos por adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático. Sin embargo, este objetivo solo se cumplió en 2022, con dos años de retraso.
A medida que se acerca la fecha límite de 2025, las negociaciones en Bakú se centrarán en acordar un nuevo objetivo financiero conocido como el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG). Este aspira a cifras mucho más altas, entre $500.000 millones y $1 billón de dólares anuales. Pero según un informe de Climate Policy Initiative, las necesidades reales de financiamiento son aún mayores. Para cumplir con los objetivos climáticos globales, los flujos de financiamiento deben multiplicarse por seis, alcanzando $8,5 billones de dólares anuales para 2030 y más de $10 billones para 2050.
Las tensiones geopolíticas
El financiamiento climático no es solo una cuestión de números; también es un tema geopolítico altamente sensible. Los países en desarrollo, especialmente aquellos del Sur Global, argumentan que contribuyeron menos al problema del cambio climático, pero son los más afectados por sus consecuencias. Según Sandra Guzmán, directora de GFLAC, los países latinoamericanos destinan significativamente más recursos a la producción de combustibles fósiles que a iniciativas de mitigación climática.
En respuesta, las naciones desarrolladas proponen ampliar la base de contribuyentes para incluir a economías emergentes como China, Singapur y los estados petroleros del Golfo. Estados Unidos, en particular, abogó por esta medida, argumentando que es justo dado el crecimiento económico de estas naciones. Este debate promete ser uno de los puntos más tensos de la COP29.
El nuevo fondo para pérdidas y daños
Otro tema que dominará las discusiones es la implementación del fondo para pérdidas y daños, aprobado en la COP28 en Dubái. Este fondo tiene como objetivo compensar a las naciones más vulnerables por los impactos devastadores del cambio climático. Sin embargo, todavía quedan muchas preguntas por resolver, como quién contribuirá al fondo, cómo se distribuirán los recursos y cuándo comenzará a funcionar plenamente.
El Banco Mundial confirmó su disposición para gestionar este fondo durante los próximos cuatro años, pero la falta de claridad sobre su operatividad genera incertidumbre. La COP29 será un momento clave para definir estos detalles.
La cumbre también se desarrollará en un contexto político internacional complejo. Con la reciente reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las políticas climáticas y el compromiso de este país con el Acuerdo de París vuelven a estar en tela de juicio. Si bien los avances en la transición energética global son irreversibles, el liderazgo de Estados Unidos en el ámbito climático podría verse afectado, lo que tendría un impacto significativo en las negociaciones multilaterales.
Ante esta situación, la Unión Europea y los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) podrían asumir un papel más prominente en las discusiones climáticas. Brasil, que será sede de la COP30 en 2025, ya comenzó a liderar el debate sobre financiamiento climático en el G20, subrayando la urgencia de movilizar recursos financieros de manera equitativa.
Mientras los líderes mundiales se reúnen en Bakú, los efectos del cambio climático se hacen sentir con fuerza en todo el mundo. Los incendios forestales arrasan California, el huracán Alfredo dejó una estela de destrucción en el Caribe y eventos climáticos extremos golpean a Europa con creciente frecuencia. La ventana de oportunidad para evitar las peores consecuencias del cambio climático se está cerrando rápidamente.
A pesar de ser la 29ª vez que los líderes globales se reúnen para abordar la crisis climática, la urgencia de actuar nunca fue tan palpable. Las decisiones tomadas en Bakú no solo definirán el rumbo de las políticas climáticas globales en los próximos años, sino que también determinarán si el mundo puede evitar un futuro marcado por desastres ambientales catastróficos.
La COP29 es una encrucijada para la humanidad. Las soluciones están sobre la mesa, pero su implementación requiere un compromiso firme y colaborativo por parte de todas las naciones. La pregunta clave que queda es si los líderes mundiales estarán a la altura del desafío o si esta será otra oportunidad perdida en la lucha contra el cambio climático.
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