En un mundo que redescubre los beneficios de lo natural, muchas personas están volviendo su mirada hacia la tierra, las plantas y las prácticas sostenibles. La jardinería casera, que durante décadas se consideró un pasatiempo secundario, hoy ocupa un lugar central en la vida de millones. Cuidar plantas, cultivarlas y reproducirlas no solo es una actividad relajante: también es una forma de reconectar con los ciclos de la naturaleza.
Uno de los desafíos más comunes para quienes se inician en este mundo verde es la propagación de plantas por esquejes. Esta técnica, que consiste en tomar una parte de una planta madre —generalmente un tallo— y lograr que desarrolle raíces para convertirse en una nueva planta, puede ser compleja si no se aplican los cuidados adecuados. Pero existe un secreto ancestral, efectivo, económico y completamente natural que cada vez gana más adeptos: el enraizante de lentejas.
Este preparado, basado en un principio bioquímico simple pero poderoso, se ha transmitido de generación en generación entre horticultores y jardineros. Su clave radica en un tipo de hormona vegetal conocida como auxina, que las lentejas liberan en abundancia durante su proceso de germinación. Utilizar estas fitohormonas en la etapa crítica de la reproducción por esquejes puede marcar la diferencia entre el fracaso y una planta saludable.
A continuación, exploramos en profundidad esta técnica, explicamos cómo prepararla, aplicarla correctamente y por qué es una alternativa sostenible para quienes apuestan por una jardinería responsable y sin químicos artificiales.
Esquejes y enraizantes: el arte de multiplicar la vida vegetal
Reproducir plantas por esquejes es una de las formas más accesibles y populares de propagación asexual. A diferencia de la siembra, que parte de semillas, el esqueje conserva la genética exacta de la planta madre, lo cual es útil para preservar variedades específicas, mantener características ornamentales o funcionales, y acelerar el proceso de crecimiento.
Pero no todos los esquejes enraízan con la misma facilidad. Algunas plantas —como la menta, la albahaca o el potus— desarrollan raíces con rapidez. Otras, como las suculentas leñosas o arbustos ornamentales, requieren condiciones más específicas.
Ahí es donde entran en juego los enraizantes, sustancias naturales o químicas que estimulan el crecimiento de raíces en los esquejes. Entre los naturales, el de lentejas es uno de los más estudiados y eficientes.

¿Por qué lentejas? El rol de las auxinas en el crecimiento vegetal
Las lentejas, como otras legumbres, poseen un alto contenido de fitohormonas, especialmente auxinas. Estas hormonas vegetales están involucradas en casi todos los procesos de crecimiento de las plantas, pero tienen un papel protagónico en el desarrollo radicular. Estimulan la división celular, la elongación y la formación de raíces adventicias, que son aquellas que emergen de tejidos no radicales, como un tallo.
Durante la germinación de las lentejas, ocurre un proceso de activación enzimática que pone en marcha la producción y liberación de auxinas. En este estado, el brote es un verdadero laboratorio bioquímico que podemos aprovechar para ayudar a nuestros esquejes a generar raíces fuertes y saludables.
A diferencia de los enraizantes comerciales, que pueden contener químicos sintéticos y derivados hormonales de laboratorio, el preparado de lentejas es 100 % natural, biodegradable y no tóxico, ideal para quienes cultivan de manera orgánica o buscan alternativas ecológicas.
Cómo preparar paso a paso un enraizante de lentejas
A continuación, compartimos una guía práctica para preparar este enraizante casero, accesible para cualquier persona con materiales mínimos:
1. Germinar las lentejas
El primer paso es colocar un puñado de lentejas en un recipiente con agua limpia. Lo ideal es cubrirlas totalmente y dejarlas en remojo durante 24 horas.
Luego, se escurren y se colocan sobre un recipiente o bandeja, entre servilletas de papel humedecidas o en un frasco cubierto con una gasa, para favorecer su germinación.
Es importante mantener la humedad, sin que se encharquen, y dejarlas en un lugar cálido y con luz indirecta. En 3 a 5 días comenzarán a aparecer raíces blancas: ese es el momento óptimo para preparar el enraizante, ya que las auxinas están en su máxima concentración.
2. Licuar
Una vez germinadas, las lentejas se colocan en una licuadora junto con el agua que utilizaron para germinar y se le añade una cantidad adicional de agua corriente (aproximadamente una taza). Se licúa hasta obtener una mezcla homogénea.
3. Filtrar
Este paso es crucial. Con la ayuda de un colador fino, una gasa o un trapo limpio, se filtra la mezcla para separar el líquido activo de los residuos sólidos. El resultado será un líquido lechoso y ligeramente espeso, que constituye el enraizante.
4. Almacenamiento
El enraizante puede conservarse en una botella de vidrio o plástico bien cerrada y guardada en la heladera. Su vida útil es de aproximadamente 15 días, pasado ese tiempo pierde eficacia.
Cómo aplicar el enraizante de lentejas en esquejes
Una vez preparado el líquido, su correcta aplicación es clave para obtener los mejores resultados. Aquí detallamos los métodos más recomendados:
1. Dilución
Antes de usar el enraizante, se debe diluir una parte del concentrado en 10 partes de agua. Esto evita que el exceso de compuestos orgánicos impida la oxigenación del esqueje o fomente la proliferación de hongos.
2. Remojo de esquejes
El esqueje —idealmente un tallo de 10-15 cm con algunas hojas— debe colocarse en la solución diluida y dejado en remojo durante toda la noche. Este proceso permite que el tejido absorba las auxinas necesarias para iniciar el desarrollo de raíces.
3. Prevención de hongos: el uso de canela
Para evitar infecciones por hongos, uno de los riesgos más frecuentes en esquejes, se recomienda espolvorear la base del corte con canela en polvo, un potente fungicida natural.
4. Aplicación en acodos aéreos
En el caso de utilizar acodos aéreos (una técnica donde se induce el enraizamiento de una rama sin separarla de la planta madre), el enraizante puede ser inyectado directamente con una jeringa en el sustrato que rodea el tallo. Es importante repetir la aplicación si se detecta que el sustrato pierde humedad.

Plantas ideales para reproducir con enraizante de lentejas
Esta técnica puede utilizarse en una gran variedad de plantas. Algunas de las más populares y con buenos resultados son:
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Potus (Epipremnum aureum)
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Rosal (Rosa spp.)
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Lavanda (Lavandula spp.)
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Albahaca (Ocimum basilicum)
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Ficus benjamina
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Cintas (Chlorophytum comosum)
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Menta (Mentha spp.)
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Romero (Rosmarinus officinalis)
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Hibisco (Hibiscus rosa-sinensis)
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Geranios (Pelargonium spp.)
Es fundamental tener en cuenta que el éxito depende también del tipo de planta, el estado del esqueje, la época del año y las condiciones de humedad, luz y temperatura.
Errores comunes al usar enraizantes naturales
A pesar de su sencillez, existen errores frecuentes que pueden afectar los resultados. Entre los más comunes se encuentran:
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No germinar correctamente las lentejas, obteniendo un enraizante con baja concentración hormonal.
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No diluir la mezcla, lo que puede producir asfixia radicular por exceso de materia orgánica.
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Utilizar esquejes enfermos o muy lignificados, que no desarrollan raíces con facilidad.
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Guardar el enraizante a temperatura ambiente, favoreciendo la descomposición del preparado.
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Reutilizar el líquido de enraizado, lo que reduce su eficacia y puede propagar hongos o bacterias.
Ventajas del enraizante de lentejas frente a otros métodos
Este método no es solo efectivo, sino que además presenta varias ventajas:
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Ecológico: No contamina el ambiente ni altera el equilibrio del suelo.
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Económico: Solo requiere lentejas y agua, dos insumos accesibles.
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Seguridad: No es tóxico para personas, mascotas ni insectos benéficos.
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Autosuficiente: Permite producir el enraizante en casa, sin depender de productos de laboratorio.
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Educativo: Es ideal para enseñar biología vegetal y promover la conciencia ambiental en niños y jóvenes.

Más allá de las raíces: el valor simbólico de reproducir plantas
Reproducir plantas es, en cierto sentido, multiplicar la vida. Es un acto simple pero profundamente transformador, que conecta a las personas con la tierra, los ciclos naturales y el poder regenerativo de la naturaleza.
El enraizante de lentejas representa más que una técnica de jardinería. Es un símbolo del conocimiento ancestral que sigue vigente, del respeto por los procesos naturales y de la posibilidad de crear vida con nuestras propias manos.
En tiempos donde la sustentabilidad es urgente y el contacto con lo vivo se vuelve un lujo, este tipo de prácticas sencillas y accesibles se convierten en herramientas valiosas para empoderar a comunidades, enseñar en escuelas, o simplemente disfrutar de un jardín más lleno de vida.
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