Los investigadores precisaron que producto del aumento sostenido de la temperatura se produjeron cambios en el fitoplancton, constituido por microorganismos que se estima producen entre el 50 y 60 por ciento del oxígeno del planeta.
Científicos argentinos revelaron que el aumento de la temperatura y la disminución de la salinidad producen alteraciones en el fitoplancton de la Antártida, según un estudio realizado en la base Carlini, informó este viernes la agencia científica de la Universidad Nacional de La Matanza.
«Con un aumento de temperatura durante siete días, ya se generan alteraciones en la composición de estas comunidades», explicó la bióloga Julieta Antoni, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnicas de Argentina (Conicet).
Según lo observado en experimentos realizados bajo esas condiciones, «hubo una especie de fitoplancton típicamente subantártica que creció mucho más que el resto, una especie que no había sido registrada en la Antártida antes».
El fitoplancton marino está constituido por microorganismos que se estima producen entre el 50 y 60 por ciento del oxígeno del planeta.
El estudio se realizó con muestras tomadas en Caletta Potter, al norte de la península y sometidas a aumento de la temperatura y disminución de la salinidad.
El resultado halló además que «creció una especie de alga que es cosmopolita», dijo Antoni.
«En la Antártida, además, por el aumento en el deshielo asociado a este aumento de temperatura, se vierte una mayor cantidad de agua dulce en estas bahías marinas que poseen aguas saladas. Entonces, lo que nosotros estudiamos es qué ocurre con el fitoplancton si se dan estas condiciones de altas temperaturas y baja salinidad», indicó.
«Con la disminución de la salinidad, proliferaron especies de algas muy chiquitas, que pertenecen a grupos nanoplanctónicos», dijo la bióloga.
Se estima que estas alteraciones impactarán en «uno de los consumidores principales de este fitoplancton que es el krill, que a su vez es consumido por una gran variedad de animales del ecosistema antártico».
Irena Schloss, investigadora del Instituto Antártico Argentino, explicó que desde 2010 se realizan experimentos para medir el impacto del cambio climático en el fitoplancton.
En la última década se realizaron estos ensayos en 2011, 2014 y 2016 con conclusiones publicadas y otro en 2020 cuyo informe aún está en proceso.
«Los valores con los que estamos simulando estos experimentos son los que estaban predichos para alcanzarse en los próximos 50 años, pero lamentablemente la última temporada (2020) nos mostró temperaturas del agua que ya estaban en estos valores tan elevados, o sea que no es una buena noticia para el ambiente», subrayó.
En febrero de 2020 el extremo norte de la península Antártica registró un récord de temperatura de 18,3 grados Celsius superando los 17,5 de marzo de 2015.
Fuente: AFP