El cambio climático es un hecho y sus consecuencias se hacen visibles en todo el mundo con las diversas catástrofes naturales extremas que azotan a diferentes países.
En julio de 2023, el planeta experimentó un gran cambio y pasó de estar en una etapa de “calentamiento” a “ebullición global”, una consecuencia del cambio climático causado por la actividad humana. Fenómenos como olas de calor, incendios forestales, tormentas torrenciales y condiciones climáticas extremas son cada vez más frecuentes.
De acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial y el observatorio europeo Copernicus, julio fue el mes más caluroso registrado en la historia, con una temperatura global que superó el umbral de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Un ciclón en el sur de Brasil dejó 47 muertos y más de 900 heridos
El ciclón extratropical que azotó la región de Río Grande do Sul en Brasil durante la primera semana de septiembre dejó, hasta el momento, un total de 47 muertes como resultado de este fenómeno climático. Además, el número de heridos se elevó a 924 personas. Las cifras oficiales indican que actualmente hay 46 personas cuyo paradero aún se desconoce. La magnitud del desastre se refleja en que más de 340,000 personas se han visto afectadas por las condiciones meteorológicas extremas.
La Defensa Civil de Río Grande do Sul, el estado más afectado y que comparte frontera con Argentina y Uruguay, informó que el número de ciudades impactadas por el ciclón se incrementó de 88 a 93 en el último informe.
En este marco, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su preocupación por la magnitud del desastre durante su participación en la Cumbre del G20 en la India, señalando que eventos climáticos extremos como este están ocurriendo en varias partes del mundo.
Las devastadoras inundaciones sumergieron ciudades enteras, provocando deslizamientos de tierra y la destrucción de puentes, carreteras y otras infraestructuras, además de causar daños a extensas áreas de cultivo.
Terremoto en Marruecos dejó a casi 3.000 muertos
Un devastador terremoto hizo estragos en Marruecos. Hasta el momento, este desastre natural se cobró la vida de casi 3 mil personas.
El sismo, que tuvo lugar en la noche del viernes 8 de septiembre, registró una magnitud de 6.8 según los servicios geológicos estadounidenses y 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica. Este evento sísmico se convirtió en el más poderoso registrado en la historia.
El saldo de víctimas continúa aumentando, con casi 3 mil personas fallecidas y más de 2,421 heridas, según el último informe del Ministerio del Interior.
La localidad de Tafeghaghte, ubicada a pocos kilómetros al oeste del epicentro del terremoto, ha quedado prácticamente destruida por el impacto del sismo. El epicentro se encontraba a tan solo medio centenar de kilómetros de distancia.
Inundaciones en Libia dejan más de 6 mil muertos y 10 mil desaparecidos
Las intensas lluvias torrenciales y las inundaciones desencadenadas por la tormenta Daniel dejaron una devastación sin precedentes en el este de Libia. Según informaron los servicios de emergencia del país norteafricano este martes 12 de septiembre, los estragos de esta catástrofe se traducen en más de 6.000 personas fallecidas, alrededor de 7.000 heridos y 10.000 desaparecidos.
La tormenta Daniel azotó la ciudad de Derna, que cuenta con una población de 100,000 habitantes en el este de Libia. Las impactantes imágenes difundidas muestran la destrucción de edificios en las orillas de un río, así como pequeñas casas sumergidas bajo las aguas que se desbordaron tras el colapso de dos represas que se rompieron el domingo por la noche, desatando torrentes de lodo que arrasaron puentes y edificios antes de desembocar en el Mediterráneo.
Inundaciones en Grecia, Turquía y Bulgaria dejaron 14 muertos
Las devastadoras inundaciones que azotaron Grecia, Turquía y Bulgaria durante la primera semana de septiembre dejaron un saldo trágico de al menos 14 personas fallecidas, según informes oficiales. Estos eventos extremos fueron desencadenados por un período de calor extremo que dio lugar a fuertes tormentas, convirtiendo las calles en verdaderos ríos en algunas zonas.
El aumento global de la temperatura y el consecuente incremento de vapor de agua en la atmósfera están generando un mayor riesgo de precipitaciones intensas en diversas partes del mundo. Esta amenaza se manifiesta con mayor frecuencia en regiones de Asia, Europa Occidental y América Latina. En combinación con factores como la urbanización, estas condiciones propician inundaciones de gran magnitud.
En la región de Magnesia, Grecia, se registraron lluvias excepcionales de entre 600 y 800 milímetros en tan solo 24 horas, un fenómeno sin precedentes según los datos meteorológicos del país. Dos personas perdieron la vida en esta área debido a las intensas precipitaciones ocasionadas por la tormenta denominada «Daniel» por los meteorólogos griegos. Esta tormenta afectó principalmente la región central de Magnesia y su capital, Volos.
En Turquía, las lluvias llegaron después de un verano particularmente seco, lo que llevó a que los embalses de agua en Estambul, una ciudad de 16 millones de habitantes, alcanzaran su nivel más bajo en nueve años. En Estambul, se reportaron dos víctimas mortales, mientras que en Kirklareli, en el noroeste del país, los servicios de emergencia turcos informaron de cinco personas fallecidas y una desaparecida a raíz de las inundaciones.
Bulgaria también se vio afectada por lluvias intensas en la costa del mar Negro, donde al menos tres personas perdieron la vida. Las precipitaciones provocaron el desbordamiento de ríos, dañaron puentes y cortaron el acceso en la región al sur de la ciudad costera de Burgas. Estas inundaciones fueron las más intensas desde 1994, según el jefe del departamento de bomberos, Alexandar Dzhartov.
La crisis ambiental que enfrenta el planeta
La situación actual del planeta presenta un escenario crítico y representa una amenaza global para el equilibrio ambiental. Se trata de un desafío que afecta a todo el mundo y que pone al borde de un colapso socioambiental de proporciones devastadoras, con consecuencias graves para la salud, la vida y los bienes de millones de personas.
La deforestación masiva, impulsada por la expansión agrícola y la urbanización, está provocando la pérdida irreparable de bosques valiosos y está desplazando a innumerables especies, poniendo en peligro su supervivencia. Además, esta práctica está liberando grandes cantidades de carbono a la atmósfera, lo que contribuye significativamente al cambio climático.
La quema de combustibles fósiles ha generado una preocupante acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo que ha causado un calentamiento global sin precedentes y ha provocado cambios en los patrones climáticos y eventos extremos que amenazan a comunidades en todo el mundo. Además, la contaminación industrial no tratada de ríos, lagos y océanos pone en riesgo la vida acuática y la salud humana.
La sobreexplotación pesquera es otra inquietante problemática. La pesca insostenible y excesiva ha agotado poblaciones de peces y ha desestabilizado ecosistemas acuáticos enteros, amenazando la seguridad alimentaria y la supervivencia de numerosas especies marinas. La problemática se agrava con la pesca ilegal, que arroja cientos de miles de toneladas de residuos y capturas no deseadas a los mares, contaminando gravemente los océanos, especialmente la costa atlántica.
La agricultura intensiva, marcada por el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, ha contaminado alimentos, suelos y fuentes de agua, poniendo en peligro tanto la salud humana como la biodiversidad.
El uso descontrolado de plásticos ha llevado a la acumulación de residuos en diversos ecosistemas, dañando la vida marina y el medio ambiente en general.
La explotación minera, la extracción de hidrocarburos (particularmente a través del fracking), la urbanización desenfrenada, el sobreconsumo y el desperdicio masivo de recursos continúan ejerciendo presión sobre nuestro planeta, amenazando su equilibrio y la supervivencia de muchas especies.
La pérdida de biodiversidad, la declinación de numerosas especies y la alteración de ecosistemas vitales comprometen la capacidad de la Tierra para brindar servicios esenciales para la vida.
La crisis climática ya es una realidad innegable y se ha convertido en una prioridad estratégica de máxima importancia que debe abordarse de manera global y urgente.
El 2023 podría ser el más cálido de la historia: “Comenzó el colapso climático”, la dura advertencia de la ONUhttps://t.co/kfDWx8F5OT
— Valor Ambiental (@ValorAmbiental1) September 7, 2023