Después de sufrir la peor sequía de los últimos 78 años, la cuenca hidrográfica de los ríos Paraná y de La Plata vuelve a tener más agua. El cauce del río Paraná, que estuvo a diez metros por debajo de lo normal en enero de 2022 y, en febrero de 2023, se inundó tanto que la hidroeléctrica de Itaupú se vio obligada a abrir sus compuertas.
«Ahora llueve un poco más, el embalse se está llenando. Pero la situación está lejos de ser normal, las lluvias son más irregulares, las estaciones ya no son iguales», analiza José Marengo, investigador y coordinador general de Investigación y Modelización del Centro Nacional para el Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden).
Marengo realizó estudios con la Comisión Europea sobre la larga sequía en esta cuenca, la segunda más grande de América del Sur y la quinta del mundo, que baña Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Dos años sin lluvias tuvieron un impacto drástico en la región, afectaron la producción agrícola y originaron que las centrales hidroeléctricas operaran a niveles críticos.
Cada vez es más difícil predecir qué es normal en el sistema hídrico brasileño. En el caso de la cuenca de los ríos Paraná y de La Plata, en cambio, hay un componente importante que contribuye a lograr parámetros normales: la Selva Amazónica. Cerca del 70 por ciento del agua que está en la cuenca, proviene de ella, según un estudio publicado en 2010.
Energía limpia y dependencia de la Amazonía
La Amazonía tiene una importancia considerable en la producción de energía hidroeléctrica, considerada una fuente limpia por la Agencia Internacional de Energía. En Brasil, la energía hidráulica genera el 53 por ciento de la electricidad, según datos de la Empresa de Investigación Energética (EPE) en 2021.
«La humedad transportada fuera de la Amazonía es sumamente importante para esta matriz hidroeléctrica. Sin la selva, habría menos agua, el clima sería más cálido. Es fundamental para la seguridad hídrica, especialmente con el clima sufriendo variaciones», explica Marengo.
Parte de la sequía extrema registrada de 2020 a 2022 en la región de la cuenca de los ríos Paraná y de la Plata se debió al fenómeno de La Niña, es decir, al enfriamiento anormal de las aguas superficiales en el Pacífico, según el informe de Marengo y los investigadores europeos.
Philip Fearnside, investigador del Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía (Inpa), estima que diez billones de metros cúbicos de agua en forma de vapor desembocan en el Amazonas cada año por los vientos provenientes del Atlántico. De estos, cerca de 6,6 billones de metros cúbicos anuales acaban en la desembocadura del río Amazonas, y alrededor de 3,4 billones de metros cúbicos, en otras regiones.
El Gobierno nacional presentó el programa “Edificios Públicos Sostenibles”https://t.co/naY6FtDtRJ
— Valor Ambiental (@ValorAmbiental1) March 10, 2023