La exposición costó 1 millón de euros y consta de 93 obras que asemejan un bosque submarino y se pueden encontrar en las aguas cristalinas del Mediterráneo.
Jason deCaires Taylor es un escultor británico, creador del primer parque de esculturas submarinas en Grenada y el primer museo submarino en el mundo. Es conocido por instalar sus obras estratégicamente en el fondo del mar, en donde la naturaleza puede convertirlos en arrecifes de coral artificiales integrando sus aptitudes como escultor, conservacionista, fotógrafo submarino e instructor de submarinismo.
Su trabajo en Grenada ha sido elegido como una de las 25 Maravillas del Mundo por National Geographic.
El último proyecto del artista británico consiste en la instalación de una escultura de bosque submarino a la que se refiere como «la primera de su tipo en el mundo», y no es menos misteriosa ni estimulante.
El Museo de Escultura Subacuática Ayia Napa (MUSAN) fue encargado por el Ayuntamiento de Ayia Napa en Chipre y el Departamento de Pesca e Investigación Marina con un presupuesto de 1 millón de euros.
Recordando el bosque submarino natural descubierto en la costa inglesa hace varios años, MUSAN está situado en las aguas cristalinas del Mediterráneo frente a la costa de Ayia Napa y consta de un total de 93 obras de arte que se han instalado en el fondo del mar a profundidades de hasta hasta 10 m.
Las esculturas todavía se ven bastante frescas y nuevas en las imágenes de la galería, pero la idea es que envejecerán naturalmente con el tiempo y poco a poco se cubrirán de vida marina. Muchos de ellos representan árboles relativamente sencillos, aunque algunos se aventuran en lo surrealista, incluidos niños que apuntan con cámaras de video a un adulto de manera algo amenazadora.
«Las obras de arte, en particular las que representan árboles, están diseñadas para atraer la vida marina a gran escala y, como tal, se desarrollarán orgánicamente», explica el artista.
En cuánto al significado de los niños apuntando con cámaras al adulto, Taylor explicó «En los últimos 50 años, los niños se han apartado de los lugares salvajes que alguna vez existieron. Los niños del bosque, con cámara en mano mientras juegan, apuntan con sus lentes a la raza humana. Esperan que en futuro el misterio y la magia de la naturaleza regresen. La necesidad de devolver la naturaleza a nuestros océanos es tan urgente como la necesidad de restablecer nuestra conexión con el mundo natural y nuestra imaginación».
Para realizar el proyecto, las esculturas se crearon cuidadosamente en un taller en tierra firme antes de ser trasladadas a barcos (parecen ser al menos en parte de hormigón y el artista las describe como «materiales inertes con ph neutro»). Luego navegaron hasta el lugar y se colocaron en su lugar en el fondo del mar con la ayuda de un equipo de buzos siguiendo un plano para asegurarse de que estuvieran colocados correctamente.
MUSAN ha sido inaugurado oficialmente y está abierto a buceadores, buceadores libres y esnórquel, así que si estás en la zona, trae algunas gafas.
Fuente: New Atlas