El Frente Ciudadano Ambiental Kaapuera adhirió a los movimientos brasileños sociales y ambientales que se oponen a la reapertura de un camino conocido como “Estrada do Colono” y que atraviesa por dentro del Parque Nacional do Iguaçu, en Brasil. El proyecto de ley se debate el el parlamento federal brasileño y tiene el apoyo del presidente del vecino país, Jair Bolsonaro. «Es una amenaza para el área protegida, es aumentar y acelerar la fragmentación de ese frágil hábitat, lo que modifica el rol del área en la generación de aire puro, agua, equilibrio en el clima y otros servicios ambientales”, advirtieron.
Desde la organización ambiental misionera, sus integrantes expresaron su más enérgico rechazo al proyecto “por cuanto representa la fragmentación de la ya frágil Mata Atlántica o Selva Paranaense, bioma que compartimos los pueblos del Paraguay, Argentina y Brasil y del que dependen la calidad y cantidad de bienes imprescindibles para la vida presente y futura, una de ellas es el agua”.
Las Cataratas del Iguazú, compartidas por los Parques Iguazú desde la Argentina y Brasil, son Patrimonio Natural de la Humanidad, declarado por la Unesco, y en ambos márgenes las áreas protegidas, junto a otras ubicadas en Misiones y también en Paraguay, son parte del corredor biológico de la Mata Atlántica, el último remanente continuo de este bioma en el mundo.
La biodiversidad se protege con más restauración, no con la fragmentación de los bosques
“Resulta imperioso recordar que queda muy poca Selva, que el remanente está cada vez más fragmentado y en ese contexto, la reapertura de la Estrada do Colono es aumentar y acelerar la fragmentación de ese frágil hábitat, lo que modifica el rol del área en la generación de aire puro, agua, equilibrio en el clima y otros servicios ambientales”, señaló el ambientalista Rulo Bregagnolo, de Kaapuera.
Por otra parte, Raúl Aramendy agregó que “la herida que provocan en la Selva Paranaense del lado brasileño, es una herida que nos hacen a nosotros porque repercute de manera directa en nuestro territorio y en nuestras vidas; basta recordar que compartimos los ríos”, sostuvo el integrante de Kaapuera.
“Estamos en un tiempo donde el monte no puede y no debe retroceder un paso, debe restaurarse cada metro cuadrado de Selva, y los funcionarios públicos y los ciudadanos tenemos la obligación de contribuir a que esto ocurra porque de lo contrario aumentarán los problemas sociales, económicos y sanitarios; a nadie escapa que todos estos aspectos están estrechamente vinculados a la permanencia del Monte y a la calidad ambiental”, agregó.
Bregagnolo se refirió a la información pública y consciente de la sociedad, respecto al estado de salud de la Selva Paranaense. “Sabemos que está frágil; lo notamos en la escasez de agua en los ríos, con impacto directo, por ejemplo, en el turismo cuando las Cataratas pierden su caudal que las hacen atractivas; en vertientes que ya no están y que deberían ocuparnos porque la población sigue creciendo; en las repentinas inundaciones que tenemos cuando llueve, con un caudal que se tiñe de rojo, a causa de la ausencia del monte que antes hacía de esponja, y así podemos enumerar más efectos de la fragmentación y pérdida de Selva y biodiversidad; entonces está claro que debemos fortalecer y no fragmentar más ese corredor verde”, explicó el ambientalista.
Desde Kaapuera además se reflexionó sobre “la intrínseca relación entre la Nación Guaraní y la Mata Atlántica, su fragmentación atenta contra el pueblo originario”.
Explicaron que “el Parque Nacional Iguazú, en cualquiera de las márgenes del río homónimo, es parte de la Selva interminable de la gran Nación Guaraní, territorio ancestral que sigue siendo un tesoro sin límites para la cultura originaria de lo que hoy llamamos América; para estos pueblos naciones nunca hubo ni habrá límites fronterizos, y por eso el compromiso es común entre quienes habitamos la región”, describió Claudio Salvador, integrante del Frente Ciudadano Ambiental.
El Parque Nacional do Iguaçu fue creado en 1939. Es una de las mayores áreas de Mata Atlántica que queda en Brasil, pero el 90 por ciento de este bioma fue destruido del lado vecino. Son 185 mil hectáreas, y el único lugar donde se evidenció un aumento de la población de yaguaretés, especie en riesgo de extinción.
El impacto global de la “reapertura” del camino
La Estrada do Colono fue abierta 15 años después de haberse creado el Parque do Iguaçu, para el paso de los pobladores de los municipios de Serranópolis, de Iguaçu, y Capanema, en el oeste del Estado de Paraná. En 1986, el camino de 17, 5 kilómetros fue cerrado por decisión judicial al constatarse daños ambientales; luego fue habilitado y en el 2001, la Justicia Federal determinó su cierre nuevamente.
“En la actualidad, todo su tramo está cubierto de vegetación, es decir que la selva se está restaurando en el área, reparando la fragmentación del hábitat de muchas especies”, indicaron en el documento desde el frente ciudadano.
El proyecto de reapertura del camino es parte de la agenda en la Asamblea Legislativa del Estado de Paraná, y del Congreso Nacional, donde obtuvo la condición de régimen de emergencia, lo que le da tratamiento preferencial y podría ir a votación en cualquier momento. Dicha acción cuenta con el respaldo del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
“Quienes defienden su reapertura sostienen que ello dinamizará la economía local; quienes se oponen, explican que el efecto será justamente el contrario, con efecto negativo en la economía y en la seguridad; alertan que los turistas no querrán visitar un parque que deforesta uno de los biomas más destruidos del mundo”, explicaron desde Kaapuera.
El pasado 21 de junio, más de 300 instituciones firmaron una nota, enviada al Congreso Nacional, en la que repudian la aprobación del requisito urgente de votación del proyecto de ley y destacan los puntos perjudiciales, entre los que se citan el aumento de la caza y el tráfico de animales; transporte de drogas, armas y bienes ilegales; daños al turismo y al desarrollo económico en el oeste de Paraná; y sentaría un precedente para la construcción de carreteras en áreas protegidas.
En la misma línea, la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) advierte que el régimen de urgencia compromete el debate sobre la PL 984, ya que prescinde del análisis y posicionamiento de comités dentro de la Cámara de Diputados, como Medio Ambiente y Constitución y Justicia; y el Ministerio Público del Estado de Paraná y empresarios expresaron su oposición a la reapertura.
El Parque Nacional Iguaçu era el segundo más visitado del país (el el primero es Tijuca, en Río de Janeiro). En 2019, recibió más de 2 millones de visitantes. Entre 2013 y 2016, el ingreso bruto de sus visitantes de pago fue de aproximadamente US $25 millones, sin incluir la circulación económica indirecta (comercio, hoteles, restaurantes, etc.), estimada en más de US $40 millones, enfatizan quienes lideran la campaña que busca conservar el área protegida.
Para la Ciencia, el proyecto es «una amenaza para las unidades de conservación»
El polémico proyecto de reapertura de un camino terrado de 18 kilómetros de largo que atraviesa el Parque Nacional Iguazú, en el occidente de Paraná, es considerado una amenaza para los ambientalistas. En un informe de Brasil de Fato Paraná, aseguraron que la propuesta pone en riesgo a todas las unidades de preservación ambiental del país.
Uno de los puntos planteados por el proyecto es la creación de una categoría denominada «ambiental-vial», que supuestamente preservaría el entorno de las unidades de conservación. Sin embargo, para Clovis Borges, director ejecutivo de la Sociedad para la Investigación y la Vida Silvestre, la propuesta es una utilización política. “Con el tiempo, cuando las elecciones están cerradas, los políticos locales enarbolan esta bandera electoral, es demagogia electoral barata, este proyecto no solo abre el Parque Iguaçu, sino todas las unidades de conservación, creando una categoría de parque vial”, reflexiona.
Los caminos de un parque en diferentes partes del mundo tienen el concepto de proteger paisajes lineales, permitiendo puntos de visita y turismo, algo similar a la Estrada da Graciosa, en Paraná. Sin embargo, para Ângela Kuzack, de la Red Nacional de Unidades de Conservación, la idea del PL es una distorsión de estos conceptos. “El PL, de hecho, propone no reabrir, sino abrir una carretera en medio de un Parque Nacional”, critica.
Kuzack también recuerda que la discusión ya es definitiva. «El PL intenta una artimaña para eludir las decisiones judiciales, el diputado Vermelho (autor del proyecto) intenta crear esta maniobra, y sienta el precedente que pone en riesgo a todas las unidades de conservación», cuestionó la especialista.
Brasil tiene actualmente 2.500 unidades de conservación. Con la aprobación del proyecto, el antecedente sería «pésimo» para las áreas protegidas «ya que se podrían crear carreteras en cualquier parque», concluyeron.
Daños ambientales
Tanto el Colegio de Abogados de Brasil (OAB) como el Ministerio Público de Paraná (MPPR) dieron opiniones negativas al PL del diputado Vermelho (PSD-PR).
En oficio, la OAB enfatizó que “los parques nacionales se consideran unidades de protección total, imposibilitando la construcción de caminos o cualquier otro uso que se desvincule de la voluntad del legislador y que no esté previsto en el Plan de Manejo para ser observado e implementado por la agencia responsable de la gestión del Parque Nacional».
El MPPR, en nota técnica, señala que la propuesta causaría graves daños ambientales a la Mata Atlántica, presente en la región, ya poco más del dos por ciento del total de áreas de conservación ambiental.
“Entre los aspectos negativos que se generarían se encuentran la pérdida de biodiversidad, la deforestación de más de 50 hectáreas de vegetación secundaria en avanzado estado de regeneración, afectando a cientos de especies de fauna y flora, incluso amenazadas de extinción”, dice el texto.